"Lo que importa no es el numero de armas en las manos, sino el numero de estrellas en la frente", bajo ese epígrafe cayeron en fiero combate Los Palmeros en 1973.
¿De dónde venían estos muchachos veinteañeros que osaron desafiar el terror y la contrainsurgencia de los años pos revolución de abril? ¿De qué pasta humana provenían su arrojo, su heroísmo, su decisión de defender sus vidas con honor? ¿Qué ideal más calcinante cubrió sus cortas vidas e impulsó el proyecto de una nueva aurora social e histórica de redención para los oprimidos? Abrazarse a un ideal, creer firmemente que nada los haría claudicar ante el asedio.
Quedarse solos en el firmamento político nacional, cuando los chismes y pesares del exterior los aislaron, les cortaron la comunicación con su proyecto caamañista, cuando todos les huían y la maledicencia pretendía desautorizarlos, ese sufrir doble, acosados por el enemigo histórico y calumniados por los intrigantes, la duda tejida sobre su integridad, la sospecha infundada de los que prejuzgaron, todo aquel aquelarre de infamias que fue desmentida aquel 12 de enero de 1972, con la propia sangre generosa y limpia de su caída en combate con “estrellas en la frente”, sin haberse corrompido jamás ni doblegarse.
El plan del adversario era liquidar de cuajo toda resistencia al proyecto de dominación continental que instauró dictaduras sangrientas en el continente y elecciones fraudulentas. América del Sur, el Caribe y Centroamérica, sufrieron los más indecibles campos de torturas y crímenes solamente comparados con la Alemania Nazi.
Amaury y sus compañeros parecían diminutos y débiles, pero tenían una fortaleza inmensa de propósitos e ideas relucientes, parecían liliputienses y eran gigantes. Buscaban el compromiso histórico. Procuraban la llama de abril, cuando la Patria exhibió sus mejores galas patrióticas frente al invasor foráneo.
Loor eterna a Amaury German Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy y Ulises Cerón Polanco, quienes hace 48 anos, enfrentados de manera desigual a todo un ejercito y en cuyo honor y por su entrega el gobierno dominicano promulgó una Ley 1-13, que declara el 12 de enero de cada año como “Día de la Resistencia Heroica“.