Recientemente editorializabamos en lanaciondominicana.com sobre el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres en el mundo, a partir de datos frescos vertidos por la organización humanitaria Oxfam con sede en el Reino Unido, en un informe que indica, en forma de alerta, que la brecha entre ricos y pobres es la mayor de todos los tiempos.
De acuerdo con este dato, en 2015 el uno por ciento más rico de la humanidad resultaba poseedor de una fortuna por encima de todo el resto del planeta.
En el caso de la república Dominicana no es distinto y, a pesar de los esfuerzos institucionales de diferentes gobiernos por reducir los niveles de pobreza extrema y de pobreza en el país, persisten graves situaciones en ambos sentidos, que marcan en mucho el drama de la desigualdad entre ricos y pobres, que aumentan esa brecha entre unos y otros, que impiden el disfrute en calidad de vida de las mayorías nacionales, a partir de un crecimiento cierto de nuestra economía, por encima de todas las de la América Latina.
A la situación particular de la pobreza de los dominicanos, se suma un detalle que causa mayor presión: La migración desmesurada de nacionales haitianos con la secuela de miseria que arrastra esa nación vecina.
Cierto es lo descrito por Oxfam en su informe, en el sentido de que la creciente desigualdad amenaza con dividir la sociedad global, incrementa la criminalidad y la inseguridad, al tiempo que mina la lucha para poner fin a la pobreza. Aqui, en república Dominicana, no sucede distinto.
El texto insiste en que hoy hay más gente viviendo con miedo y menos con esperanza...Solo basta andar las calles de la nación dominicana para percibir el mismo cuadro aquí, en el país. Y el aumento de millares de extranjeros arrastrando consigo un status de pobreza extremo, en cuanto a lo material, pero igual de pobreza en lo referente a su nivel de educación, suma presión sobre un cuadro ya difícil de pobreza en esta media isla.
Repensar sobre el incremento de la brecha entre ricos y pobres en nuestro país, nos lleva a tener que pensar qué hacer también con una carga mayor de pobreza y de pobreza extrema, que se agrega a esa brecha ya existente entre nuestros ricos y nuestros pobres criollos, a partir de un desmesurado flujo migratorio.
Salvador Sánchez
Director