Durante muchos años las protestas en la República Dominicana significaban formas de reclamo de la población, en razón de históricas y actualizadas urgencias, ante carencias que no eran atendidas por los diferentes gobiernos.
Desde el arreglo de una calle, una carretera, un camino vecinal hasta modificaciones o cambios en políticas nacionales o reformas para hacer posible una mejor convivencia en libertad, en democracia.
Tras cambios en la forma de gobierno con la caída de Rafael Leonidas Trujillo, se fueron modificando los reclamos y las formas de protestas en la republica, nuevos protagonistas y nuevos métodos hicieron posible llegar hasta la inusual conquista de un 4% del Producto Interno Bruto, PIB, consignado dentro Presupuesto General de la Nación para la Educación.
Este logro marcó un cambio sustancial en las consignas y los métodos de conseguir reformas y transformaciones a favor de las grandes mayorías o de sectores de la población.
Sin embargo, de nuevo se trata de imponernos viejos métodos de protestas, de huelgas, para también viejos reclamos....
De repente las mismas entidades choferiles, devenidas en empresas del transporte en base a la acumulacion de capitales provenientes de la acumulacion a partir de dadivas obtenidas del Estado por via de métodos non sanctos a diferentes gobiernos durante varias décadas.
Ahora empresarios, del transporte, aun vestidos de sindicalistas, amparados en un justo reclamo de la población de que sea transparentada la Ley de Hidrocarburos en su aplicación para la fijación de los precios de los combustibles, pretenden volver a imponer a conveniencia políticas sectoriales que solo terminan en beneficios particulares para ese sector.
Ya una vez obtuvieron combustibles subsidiados y una Plan de Cambio de Flotillas (Renove) del cual resultaron hartos beneficiados sin provecho alguno para la población, ahora andan por los mismos vericuetos.
Ojala y que ese afán de lucro de los empresarios del transporte, asaz disfrazados de sindicalistas, no cause más trastornos a una ciudadanía necesitada realmente de tener quien le defienda.
Que sean protestas pacíficas es lo mínimo que uno puede desear...
Salvador Sánchez
Director