Tal como el exilio resultó clave para la liquidación del trujillato como tal, a la diáspora dominicana le sobran méritos para el homenaje que se le rendirá el 22 de enero próximo, destacándose el Manifiesto al país de principios de agosto de 1916, firmado por más de 150 intelectuales.
La siguiente lista es un ejemplo de los firmantes: Silvio Torres Saillant, Sophie Maríñez, Raquel Virginia Cabrera, Irka Mateo, Miguel Ángel Formerín, Eugenio Pérez, Zaida Corniel, Sara Pérez, Fernando Valerio Holguín, Gineta E.B. Candelario, Dunia de Windt, Amín Pérez, Ada Coronado, Nelson Ricart Guerrero, Oleka Fernández, Tulio Cordero, Elisa Lister, Néstor Rodríguez, Mayobanex Pérez, Tomás Modesto, Ynoemia Villar, Marino Mejía, Luis Rodríguez, Mariela Medrano, Juan Matos, Josefina Álvarez, Juan Rivero.
El espacio no alcanza para incluir a los suscribientes del histórico Manifiesto, que dice así: “El incesante auge de prácticas antidemocráticas desde el Poder y el creciente deterioro en las condiciones de vida del pueblo dominicano, nos causan una profunda indignación y nos impulsan a promover las bases de un cambio en la República Dominicana”.
Más adelante, los autores del Manifiesto dicen: “Nuestra preocupación trasciende la presente coyuntura”. Y agregan:
“La voluntad y la práctica del partido gobernante presagian días más turbios para la nación. El Estado se encuentra sentado en un sistema de prácticas incoherentes y vulnerables, contubernios con intereses privados en la Administración Pública y la coerción política del Poder Judicial, entre otras. Ese accionar es el principal responsable del lamentable y precario estado de nuestro sistema público”.
Y precisa: “Un país no puede vislumbrar un progreso real cuando se le dificulta el acceso de sus poblaciones a condiciones dignas en materia educativa, laboral, de salud, de seguridad ciudadana, prevención de feminicidios, etc. Esta calamitosa realidad, fragiliza significativamente la convivencia pacífica entre los sectores mayoritarios y humildes del pueblo dominicano secuestrando cada vez más sus esperanzas sociales.”
Si la diáspora dominicana ha sumado sistemáticas manifestaciones, sus méritos merecen el reconocimiento .
Raúl Pérez Peña (Bacho)
Editorialista invitado