Arturo Cardona Mattei
Un solo Dios, un solo propósito
La Biblia no es dogmática. Es la palabra del verdadero Dios que instruye al hombre para que este le conozca y llegue a saber cuál es su propósito para la entera humanidad. El hombre traza planes hoy, mañana los discute y más luego los enmienda. Ese arduo trabajo es innato en el hombre por su imperfección. Jehová Dios, en su infinita sabiduría sabe con certeza lo que el hombre necesita para su existencia. Y su magnífico propósito, aunque ha sufrido algunos contratiempos, sigue en pie hasta que el mismo llegue a feliz realización. En Génesis sabemos del primer mal paso, pero en Apocalipsis se plasma la feliz realización de ese gran propósito. La palabra sale de su boca y no volverá a él sin respuesta positiva.
La palabra ecumenismo no es parte de la Biblia. Este cacareado fenómeno religioso no es otra cosa que el acto de prueba más contundente de deslealtad al único Dios verdadero. Es la falsa religión reunida en la misma mesa intercambiándose mentiras e hipocresías. Esa llamada participación y suma de fes es la negación máxima de que se cree en la palabra de Dios. Quien cree en toda la palabra de Dios no tiene razón alguna para buscar acomodo con otras religiones y dioses. Porque solo hay un verdadero Dios, un solo profeta y un solo libro sagrado es que el tal ecumenismo es hueco, falso e innecesario. Todo ese acto es producto desesperado de una falsa religión que no acaba de encontrar el camino limpio y recto que la lleve a la verdad.
Cuando Jehová Dios liberó a su pueblo escogido de una larga y amarga esclavitud, y lo introdujo en la tierra prometida, le advirtió que no tuviera contacto con las religiones y deidades de los pueblos que habían a su alrededor. Aquel pacto empezó a mostrar cuán frágil era aquel compromiso que hizo con su Dios. Aquel pueblo escogido empezaba a prostituirse espiritualmente. Consecuencias graves vendrían por la falta de fe y confianza en el Dios poderoso que los había sacado de la mano de hierro del Faraón egipcio. Aquel cuadro está hoy presente a través de la falsa religión. Esta no tiene reparos para hacer componendas de cualquiera naturaleza para proteger sus intereses y privilegios. Suben a lo más alto de la montaña del ecumenismo creyéndose que son camino y luz de la humanidad. Nada más lejos de la verdad. Sus frutos siguen delatando a la religión falsa. Son amantes de las guerras, de la política y de los negocios terrenales. También son cómplices de los genocidios que han acabado con tantas vidas humanas. Ruanda está fresca en la memoria de la historia de esa religión que dice ser amiga de Dios.
Si toda la cristiandad pregona que le sirve al mismo Dios, ¿por qué existe un semillero de religiones cada cual enseñando ideas diferentes? ¿Por qué tanta contradicción entre católicos y protestantes? ¿Por qué el protestantismo compite en número de iglesias con los bares nocturnos de cada pueblo? ¿Por qué tanto líder religioso? ¿Por qué tanta celebración de fiestas paganas? ¿Por qué tanta oración y plegaria sin respuesta ? A este respecto no olvidemos que la Biblia llama a Jehová el "Oidor de las oraciones"; pero advierte que no oye todas las oraciones. ¿Por qué? Porque pedimos para complacer nuestro ego y nuestros intereses mundanos. Pretendemos torcerle el brazo a Dios. Pedimos la paz, pero seguimos enviando hombres y mujeres a pelear las guerras sucias que arropan el planeta. Pedimos justicia, pero enviamos al prójimo a la cárcel si no juega nuestro juego. Pedimos por la salud, pero seguimos en la barca de todos los vicios. Pedimos compasión, pero arruinamos al amigo que no complace nuestros gustos. Pedimos y pedimos, pero nunca nos comprometemos a dar desinteresadamente, con altruismo abnegado. Pedir es fácil, dar es difícil. Creemos que Dios está en su trono para complacer cuanto deseo estúpido nos viene a la mente.
Sí, hay que creer en Dios. Pero solo hay uno verdadero. Todos los demás son dioses "estiercolisos". A través de imágenes no se llega a Dios. A través de guerras santas no se alcanza la vida eterna ni el favor de Dios. No es matando al prójimo como se llega a hacer la voluntad de Dios. Dios no premia la injusticia ni violencia ni los abusos. Dios tampoco tolera el que su verdadero pueblo camine tras otros dioses. No hay honestidad ni sinceridad en esa conglomeración de fes llamada ecumenismo. Allí no hay crecimiento espiritual. Lo que hay es enredo y mentira. Por eso buscamos la paz y no la encontramos. Los líderes religiosos de la cristiandad, con todos sus títulos rimbombantes, nos llevan por mal camino.
Queda de ustedes,
Arturo Cardona Mattei
Caguas, Puerto Rico
6 de Agosto de 2014