Es evidente que a partir de ahora, la alta popularidad que mantiene Danilo Medina, podría comenzar a descender y no es para menos; los errores en política resultan ser más fatales que en medicina, así enseñó el maestro, artífice de la democracia dominicana y del propio Partido de la Liberación Dominicana, Juan Bosch.
En medicina cuando se cometen errores muere el paciente pero en política en cambio puede sucumbir una gran parte de la humanidad, un gobierno, el poder de una potencia determinada o un determinado liderazgo.
Ciertamente, en su afán de querer parecerse a Bosch, Danilo Medina cuando llegó al poder sin tocar fondo tomó determinadas medidas populistas y asistencialistas, que fueron valoradas por la población como positivas en su momento.
Estas medidas y formas de actuar fueron las que lo convirtieron en el hombre esperado por los sectores excluidos de la sociedad, como si fuera un mesías, que resolvería de una vez por todos los problemas sociales y económicos de hijos de machepa.
Con el transcurrir del tiempo la gente se ha ido dando cuenta de que todo fue un engaño, montado con el sólo propósito de ilusionar y crear falsas expectativas.
Sin dejar de reconocer que, programas como el de alfabetización de los iletrados y las asistencias del programa Mira y Sonríe, son alentadores que, en realidad tratan de resolver parte del problema de la vista y de la boca a miles de ciudadanos de escasos recursos.
Pero la recesión económica y la austeridad impuesta por el gobierno, mantiene a los empresarios cabizbajos, al ver que sus riquezas se van a pique, como consecuencia de la voraz política fiscalita, dirigida desde arriba, creando el escenario perfecto para que aquí se produzca una poblada a nivel nacional. Y eso es lo que no queremos.
Si a esto se agrega el hecho de que, la población tiene el grito al cielo, debido a que en la calle no se mueve nada y el chiripero, que por lo menos picaba algo de dinero en el día mediante su trabajo, ya ha tenido que lanzarse a pedir como un pordiosero, porque si no lo hace el riesgo para él es peor aún; entonces la realidad amerita en verdad, de un plan especial que impida la ocurrencia de hechos que desestabilicen el clima democrático nacional.
Son muchos los dominicanos que creen que si el gobierno de Danilo Medina no crea un plan de emergencia que dinamice el sector productivo nacional generando empleos, los hechos lamentables y la inseguridad ciudadana serán cada vez más mayores y mortificante.
Sin mezquindad, el gobierno de Danilo Medina está en la obligación de planificar, cuanto vaya a hacer para solucionar los problemas del país. Aquí no necesitamos parchos, sino medidas transformadoras en el campo y la ciudad.
Está bueno ya de que los funcionarios se crean que ellos son superdotados y que solo su librito está lleno de sabidurías y de buenas intenciones.
La orquesta de Danilo Medina al parecer se está desafinando, lo que permite que cada quien toque la pieza que le da la gana.
Qué se puede esperar al final con una orquesta en estas condiciones, que no sea un desplome en los próximos meses en la reputación y popularidad del gobernante.
Esos mismos funcionarios están haciendo las cosas contrarias al deseo, a la necesidad que tiene la población, de que se pongan en marcha políticas públicas que garanticen la integración y solución de los problemas que gravitan sobre las comunidades, las ciudades y los campos más remotos del país.
Es visible que al gobierno, el costo de la vida se le ha ido de la mano, lo que hace que las visitas a las comunidades ya no sean atractivas ni esperanzadoras, toda vez que los compromisos que se asumen allí con los pobladores, luego van a parar al zafacón del olvido.
Pero tampoco el gobierno tiene una dinámica de creación de empleos en las provincias pobres del país, que languidecen producto del descuido por parte de las autoridades.
Con un gobierno cometiendo errores por doquier, como el de que ya, no se podrán construir las 10 mil aulas que habían sido contempladas, para albergar a los estudiantes de las tandas extendidas.
Más el error de quitarle a los hospitales el cobro de la pequeña cuota que, se les cobraba a los pacientes y que permitía que los hospitales pudieran resolver sus problemas internos, como el pago a los trabajadores nominales y la compra de los materiales que hacen falta para aplicar a los pacientes, el presidente no podrá mantener la popularidad que hasta ahora era el estandarte que levantaban sus funcionarios para catalogar al gobierno como lo mejor que ha pasado por el país.
francis pé
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