Eli Heiliger
Memorias de un revolucionario
Quien lee el libro Fidelio, Memorias de un revolucionario (*) de Fidelio Despradel, se pone en contacto con la vida de un hombre que rompió con su acomodada existencia -era ahijado predilecto de Rafael Leónidas Trujillo- para complotar contra la dictadura y mantenerse firme en sus ideas durante más de medio siglo.
Además palpa acontecimientos de la historia reciente del país, como los convulsos hechos ocurridos tras la caída de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, la guerrilla que comandó Manuel Aurelio Tavares Justo, la insurrección cívico militar de abril de 1965, el gobierno de los doceaños de Joaquín Balaguer, las conspiraciones de los revolucionarios y otros.
En sus memorias, cuyos primeros dos tomos fueron puestos en circulación el 21 de abril pasado, a casa llena en el auditorio del Ministerio de Cultura, escritas con una prosa ágil de la que no escapan detalles, como fechas, lugares, personajes en la vida de este luchador social que muy temprano en su vida fue torturado en la ergástula de “La 40” y sufrió los rigores del exilio.
Fidelio Despradel con sus relatos va más allá de narrar su historia personal, sino que a través de ella se vislumbran las historias de hombres y mujeres que pertenecieron a una generación que desde los primeros años de sus vidas se incorporaron a la lucha por una República Dominicana libre de injusticias.
“Estas Memorias son el mejor homenaje- nos dice Fidelio- son el mejor homenaje que puedo tributar a las distintas generaciones políticas que me han acompañado en este largo trajinar; a todos mis entrañables compañeros y compañeras, tanto a los que han mantenido, a través de estos largos años, una actitud consecuente con los compromisos que hicimos en los distintos momentos, como aquellos que cayeron en la lucha, o fueron vencidos por la muerte”.
Me alegra que en esta época de tanta falsía aparezcan hombres y mujeres que se mantienen firmes a sus convicciones, que no aceptan mutarlas por un plato de lenteja o por su incorporación a la burocracia ofical.En Fidelio tenemos uno de esos hombres que se mantienen firmes a sus creencias, claro, haciendo las autocriticas necesarias para sacar provecho aun de los momentos de derrotas.
De ello doy fe, lo conozco desde hace más de tres décadas cuando ambos militábamos en una organización revolucionaria llamada Nuevo Rumbo y después fuimos de los fundadores junto a miles de hombres y mujeres, en 1980, del Movimiento Por el Socialismo.
Después de tantos años de sacrificio, de ver caer a compañeros, de exilio, cárcel y otros Fidelio se pregunta ¿si valió la pena?
El mismo se responde:” Por nuestros pueblos, por el futuro de las nuevas generaciones; por el rol de nuestros pueblos en la la lucha de toda la humanidad por superar la barbarie y labrar un porvenir luminoso”.
Al igual que Fidelio, yo también creo que sí valió la pena.
(*) Editora Buhó, abril de 2015
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