Eli Heiliger
El mensaje de Francisco Antonio Santos
A Francisco Antonio Santos, el legendario dirigente sindical, lo conozco desde mis primeras andanzas como reportero de diferentes periódicos y emisoras hace más de dos décadas, pero antes, en los predios universitarios, tuve referencia de su verticalidad en favor de la clase obrera.
Pertenece a la generación de hombres y mujeres que desertaron del Partido Revolucionario Social Cristiano, conocido en la década de los años 60 como “social pistola”, para fundar el Bloque Revolucionario Universitario Camilista y el Comité Revolucionario Camilo Torres.
Conocerlo, saber de sus ideas respecto al movimiento sindical a través de la Central General de Trabajadores, nos confirma que estamos frente a un ser dotado de gran temple y sensibilidad humana.
Y así es, no flaqueó durante los años difíciles del régimen balaguerista, en la defensa de su creencia, lo que le costó cárcel, persecución y tortura. No ha trocado sus ideas por un pedazo de pan, como muchos que hoy exhiben sus riquezas, producto del ordeño de la ubre del Estado, como si fuera un trofeo ganado en una competencia olímpica.
A ese hombre, que es un gran ejemplo para la juventud dominicana ahora que los paradigmas éticos escasean, lo vi el miércoles 30 en un homenaje tributado por sus amigos, ya con sus fuerzas agujereadas por el mal de Parkinson, invitarlos a vacunarse contra el sectarismo.
Ni las torturas ni ahora la enfermedad han doblegado su espíritu, su creencia de que es posible un mañana distinto, como predijo el poeta nicaragüense Edwin de Castro.
Esta enfermedad que lo afecta es otra de las duras pruebas que ha atravesado a lo largo de su existencia y tengo la certeza de que superara los momentos aciagos que hoy le afectan.
Sus amigos han formado un comité para recabar fondos y ayudarle a comprar los costosos medicamentos que lo mantienen con vida.
Escuché al Francisco Antonio Santos que he conocido toda la vida, en un discurso, con voz cansina, ante amigos e inclusos los que dividieron la Central General de Trabajadores, pedirles abandonar el sectarismo y unificarse, que es el mejor homenaje que se le puede rendir a él y a otros que ofrendaron sus vidas en aras de un futuro luminoso para el pueblo dominicano.