Desde hace unos años, Dominicana ha estado en las manos de dos supuestos caciques morados (Leonel y Danilo), y de un Comité Político partidarista respaldante, en cuyo seno se adoptan las decisiones respecto de los tres Poderes del Estado, incluida la selección de sus miembros representantes; y, en términos de la ejecutorias del Gobierno de turno que se entiendan como las debidas.
En ese organismo colegiado es que son dirimidas las gulas de poder que ostenten esos dos turpenes, en quienes ha venido provocando “seguidillas” el siempre querer dirigir desde la primera magistratura del Estado, sin reparar en cuáles hayan sido sus acciones en favor, como en contra de la población, encaminadas desde la superior posición estatal, por las que se habrían inclinado desde la misma.
El asunto es hacer lo indecible para seguir encaramados en el palo, a partir de la aquiescencia lograda en el reparto de simpatías hacia ambos jefes de grupos, no líderes en realidad, que comparten los coristas seleccionados para el referido Comité.
Ahora, el pleito entre ambos, pseudo dirigentes, está centrado en que uno aspira a reelegirse en el poder, y el otro está tratando de volver, y sustituirle. Las aspiraciones se exteriorizan a través de las llamadas primarias abiertas, o cerradas, el nuevo invento que se está promoviendo, para lo cual se ha recurrido hasta consultas legales entre connotados juristas, a los fines de determinar lo que procede a ese respecto, con relación a lo que manda la Constitución de la República.
Claro, también subyace en la temática el propósito de desviar la atención de otros asuntos cruciales para el país, como son, por ejemplo, la corrupción estatal y la impunidad reinante, el narcotráfico que arropa la nación, como la delincuencia y la criminalidad que le azota, entre otros.
Evidentemente, las primarias abiertas ofrecen ventajas a quien está en el poder, con ganas de quedarse, porque permiten el uso de los recursos públicos, para comprar conciencias fuera de los muros del partido, y así alcanzar la votación deseada, que no la conseguiría solamente a lo interno de la entidad, por la forma en que ha procedido con relación a las bases moradas.
Para el otro, a pesar de ser el presidente de la organización política, aunque con las cerradas “iría en coche internamente”, como se dice, las cosas se tornarían para él mucho más difíciles, como es lógico suponer, de abrirse las puertas, pues ya no solo votaría la membresía, sino todo el que quiera hacerlo.
Además, las probabilidades de hacer los amarres de estilo serían mucho menores, como limitados los recursos financieros para “enamorar”, o procurar adeptos, debido a lo cual menos sufragios que el contrario obtendría. El pretendiente de nuevo al trono iría en desventaja con las abiertas, no cabe duda. ¡Le comerían los caramelos!
De todas maneras, cualquier observador imparcial desde fuera diría que, no importa que las primarias sean abiertas o cerradas para escoger la próxima opción al poder a presentar por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), pues muy pocas posibilidades de alzarse con la victoria tendría el que fuera, tomándose muy en consideración los fiascos que han resultado las gestiones gubernativas por éste representadas; que muy fallidas han sido las esperanzas cifradas en dicho partido, que se consideró otrora como la única entidad política redentora que quedaba en el país.
Y agregarían, esta nación requiere de otros hombres que le representen, y estén realmente a cargo de su destino. De personas que en verdad les duela este país; que muestren estar dispuestas a combatir la corrupción a todos los niveles, como la impunidad imperante; a proteger la salvaguarda de su soberanía, con uñas y dientes; a poner en sus puestos a los injerencistas internacionales que viven metiéndose en nuestros asuntos internos; a frenar el azaroso endeudamiento externo; como, la delincuencia y la criminalidad que vienen azotando a la sociedad nacional.
Y, esas cosas, por los precedentes innúmeros que se tienen, no se van a lograr con la gente que ha venido gobernando la República durante los últimos años, lamentablemente, salvo que no se quiera enmendar lo suficiente en lo que resta de la presente gestión. ¡El gran maestro sembró en tierras baldías!, tal es lo que parece. Por tanto, aquí se le tiene que entregar el poder a otro partido, cual que sea, El cambio se hace más que necesario.
En consecuencia, si este pueblo se vuelve a equivocar, entonces sí es que una mayor cantidad de ciudadanos querrán irse del país, más que la señalada por una encuesta reciente realizada. ¡Qué se piense bien!
Y, los que queden, van a tener estar dispuestos a tributar hasta por el aire que respiren, para satisfacer apetencias politiqueras; a entregar la nación como dación en pago a los prestamistas extranjeros.
Se infiere, con sobrada razón, que las nuevas generaciones no tendrán con qué honrar los compromisos que les van a legar estos “buitres sanguijuelas” que han estado gobernado la nación durante las últimas décadas.
Autor: Rolando Fernández
www.rfcaminemos.wordpress.com