Nelson Marte
Más mentiras/verdades en lo del PRD
MENTIRA, que sea Miguel Vargas quien saboteara la posibilidad de apuntalarle andamios al diálogo y a una concertación para superar la crisis del PRD.
VERDAD, que conforme ha reportado la prensa, en los últimos 30 días Mejía ha dicho que Miguel que no le merece “ningún respeto ni consideración”, que “no tiene de qué hablar con Miguel”, que Miguel puede dialogar “con Andrés, Orlando y Geanilda”, y no con él, y la última chulería difundida entre el sábado y domingo: que Miguel “es un toro cebú”.
MENTIRA. Por más bonitos y múltiples los colores con que quieran pintar a la monita, monita se queda. A Hipólito no pueden venderlo como dialoguero y concertero, cuando él no está en eso. De hecho, él no es así. Su fama es otra.
VERDAD, que la disposición al diálogo, la avenencia, el entendimiento, la unidad requieren unos pensamientos, unas palabras, un lenguaje corporal, unos hechos que no van con Hipólito Mejía, no al menos cuando habla de Miguel Vargas. No se lleven de lo que digan que dijo, véanlo cuando habla -sin edición- a la TV, que como dicen Shakira y Beyoncé de las caderas, nunca miente.
MENTIRA, que existan planes de reunir al Comité Ejecutivo Nacional del PRD en una finca del ex general Radhamés Zorrilla Ozuna.
VERDAD, que luego del asalto, con destrucción por pipá, saqueo y robo a la casa nacional del PRD el pasado 27, sin que la Policía Nacional cumpliera su primera obligación de asegurar el orden público, la dirección del PRD está pensando muy bien lo del cuándo, cómo y dónde para hacer la reunión.
MENTIRA, que lo del domingo 27 en la casa nacional del PRD fuera “un enfrentamiento entre las facciones de Miguel e Hipólito”.
VERDAD, que cuando arranquen los procesos penales que apenas inician, quedará al descubierto que se trató de una operación organizada con premeditación y alevosía con el propósito único y fundamental de impedir la sesión del CEN del PRD… o sea, que cuando Hipólito se paró en la puerta del partido y abanicó sus brazos en gesto triunfal, no fue sólo la coronación de un espontáneo veni, vidi, vici.