Los ciudadanos del siglo XXI están bien comunicados, su territorio es el mundo, buscan experiencias para conseguir el conocimiento, aman la justicia, son más proclives al trabajo que al empleo y prefieren una sociedad cuyos valores y principios promuevan la seguridad y la equidad.
Estos ciudadanos no le tienen miedo a perder el empleo porque aportan con sus conocimientos y su mérito valor al mismo, superaron las grandes enfermedades del siglo XX, la pobreza de tener que vender su dignidad e independencia por el clientelismo y su dinero. Transformaron su sociedad promoviendo en colectividad la calidad y la garantía los servicios básicos (transporte, salud, acceso a la conectividad y la energía) construyendo así una sociedad más incluyente, transparente y justa.
Estos ciudadanos entendieron bien que para llegar a este estado de seguridad y equidad necesitaban participar en la construcción de un sistema independiente de justicia, un sistema con legalidad, un sistema que se alimentara única y exclusivamente de los mejores talentos formados en las universidades y cuyas cortes fueran dirigidas por notables juristas luego de agotados largos años de experiencia profesional. Ciudadanos que retiraron de la justicia a todo miembro político partidario, que exigió el duplo de la pena para todos aquellos que administren justicia y que con su comportamiento respetan y cumplen con las leyes de su país.
Estos ciudadanos son los que han formado sociedades como Polonia, Lituania, Nueva Zelanda, Singapur, Canadá, entre otras. Sociedades cuya historia les demandó en determinado momento decisiones serias y profundas, cambios que marcaron un antes de pobreza, dependencia y corrupción para un futuro de Paz, progreso y seguridad.
Hoy es nuestro momento histórico, dominicanos es hora de hacer este cambio, hagámoslo juntos, hagámoslo ya.