Antes de llegar a esa etapa hace falta dedicar ingentes recursos a educar e informar, sobre todo a nuestros jóvenes, acerca de los riesgos que acarrea el uso irresponsable de las drogas, también es necesario construir una sólida red de salud pública orientada al acompañamiento profesional de los pacientes con un uso problemático de sustancias.
Mario Vargas Llosa, los expresidentes Ernesto Zedillo, Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos, Aleksander Kwasniewski, Ruth Dreyfuss, entre otras figuras del mundo político, cultural, empresarial y científico conforman la Comisión Global de Política de Drogas que, desde hace más de una década, aboga por un nuevo enfoque en la materia.
Esta comisión promueve que el consumo de sustancias psicoactivas sea abordado desde una perspectiva científica y que, a partir de ahí, se adopten medidas para tratar a las personas con dependencia a las drogas como pacientes y no como delincuentes.
En un informe publicado este año, la Comisión sostiene que las razones de un ser humano para usar drogas, lejos de explicarse a través de la psicología o la moral, tienen más bien un matiz cultural y sociológico, puesto que, a lo largo de la historia, han sido recurrentes los intentos de nuestra especie por alterar sus estados de conciencia mediante el uso de todo tipo de sustancias.
Empresas como Coca Cola y Philip Morris diseñan productos en base a cannabis y en marzo de este año la canadiense Cronos Group se convirtió en la primera empresa de marihuana que cotiza en la bolsa de Wall Street.
Al enumerar las causas para consumir drogas, el citado informe afirma lo siguiente: “La experimentación juvenil, la búsqueda del placer, la socialización, la mejora del rendimiento y la automedicación para controlar el estado de ánimo, y el dolor físico, son las principales razones para consumir sustancias”.
El informe aporta un dato que parece validar las tesis de los comisionados: Sólo el 11.6% de los 250 millones de personas en el mundo que consumen drogas, pueden ser consideradas adictas o personas con desorden por consumo de sustancias, que es la manera en que ellos recomiendan sean denominados para evitar el estigma que siempre deriva en exclusión social.
Basados en el hecho irrefutable de que las políticas represivas tienen un impacto nulo para enfrentar el problema, esta comisión propone eliminar la prohibición del consumo de drogas, convertirlas en sustancias controladas e iniciar el proceso, a modo de ensayo, con el cannabis.
De hecho, países como Canadá, Colombia, Jamaica, Puerto Rico, Chile, Brasil Reino Unido, Dinamarca, la República Checa, Croacia, Israel, India, Australia y 29 estados de Estados Unidos permiten el consumo legal del cannabis solo con fines medicinales, mientras que en Holanda, Portugal, Costa Rica y Uruguay es admitido su uso recreativo.
Aunque los resultados están por verse, ya el impacto económico empieza a manifestarse: en Estados Unidos la venta legal de cannabis alcanza, durante este año, los 9,000 millones de dólares. Se proyecta que para 2019 la cifra supere los 10,000 millones de dólares. Empresas como Coca Cola y Philip Morris diseñan productos en base a cannabis y en marzo de este año la canadiense Cronos Group se convirtió en la primera empresa de marihuana que cotiza en la bolsa de Wall Street.
Jefes de Estado tan distantes ideológica y generacionalmente como Iván Duque, de Colombia y Andrés Manuel López Obrador, de México son abiertamente partidarios de, cuando menos, despenalizar el uso de la marihuana.
Como se puede apreciar la legalización del consumo de sustancias psicoactivas con fines medicinales o recreativos es cuestión de tiempo. Sin embargo, hay que evitar caer en la tentación de convertir en moda y festinar un tema tan serio como este.
Antes de llegar a esa etapa hace falta dedicar ingentes recursos a educar e informar, sobre todo a nuestros jóvenes, acerca de los riesgos que acarrea el uso irresponsable de las drogas, también es necesario construir una sólida red de salud pública orientada al acompañamiento profesional de los pacientes con un uso problemático de sustancias y destinar fondos a la investigación y diseño de tecnologías para interrumpir la dinámica bioquímica que lleva a un ser humano a querer alterar sus estados de ánimo a través de la droga.
Pero lo más importante de todo, desde ahora tenemos que crear las condiciones socio culturales para que en un futuro cercano una decisión personal como el uso no problemático de las drogas sea visto como algo tan normal que el verso final de ¨Sin pijama¨, la canción interpretada por Becky G y Natti Natasha, con más de mil millones de reproducciones en Youtube, no escandalice a nadie.
El autor es Secretario de Educación del Partido Revolucionario Dominicano.