Jackson Pichardo
Simples verdades
Caminando por las calles de Moca y escuchando las inquietudes de sus habitantes, nos damos cuenta de la situación de desesperación económica y existencial que embarga más de uno, todo producto de una llamada situación mundial que si bien es cierto que existe, no deja de ser menos cierto que no se tomaron las previsiones para mitigar su efecto.
Observamos con tristeza algunas zonas del casco urbano, donde el común denominador son muchas casas viejas y en el mal estado, negocios que han ido expulsando a las familias hacia la periferia, letreros de viviendas que rezan “Se Vende”, puestos por doquier y cantidades asquerosas de propaganda política que auguran la tierra prometida a un pueblo que ya no cuenta con su río Jordán.
Detrás de éstas realidades está el ojo de la delincuencia que acecha y no respeta diversidades ni jerarquías, amedrentando a grandes y chicos, a ricos y pobres que caminan temerosos en la noche sin saber si llegaran ilesos a su destino.
Como nota resaltante entre todo esto se puede ver una regidomanía que ha contagiado el juicio de más de uno de nuestro grandes líderes políticos locales, los cuales en su sincero empeño por servir en la sala capitular han desplegado cientos de vallas publicitarias de altísimo costo económico, donde aparecen artificialmente apuestos, con fotos retocadas, prometiendo la ceca y la meca a una población que le sigue aparentemente el juego, claro está, si le proporcionan democracia al contado.
Consignas como, con Zutano ganamos todos, o Fulano el Regidor del pueblo, nos obliga a hacer la reflexión de que es lo que gana el pueblo si la opinión generalizada es que todo esta perdido, a pesar de la borrachera democrática de nuestros flamantes líderes, muchos de los cuales no disimulan ostentar un poder económico desmesurado que contrasta con el hambre y la situación de insalubridad de muchos de sus votantes.
Hay uno de los candidatos que incluso nos evoca los tiempos ignominiosos del “Jefe”, pues si bien es cierto que ha hecho por Moca más que ningún otro funcionario en los últimos años, no deja de ser evidente que por donde quiera que haya gestionado algo que deje algún beneficio público, queda marcado el haber hecho posible la proeza de hacer el trabajo que muchos funcionarios incompetentes están llamando a hacer.
Moca necesita de forma urgente que sus líderes políticos se preocupen menos por ella, pues su excesivo amor por la ciudad que los vio nacer es los que ha dejado como consecuencia los problemas gravísimos de inseguridad, contaminación ambiental, y falta de oportunidades que a más de uno acecha.
Pero tristemente sabemos de la capacidad de sacrificio de los impetrantes de la simpatía popular y sabemos que no darán su brazo a torcer hasta no colmar los nobles apetitos de sus estómagos, así que mientras tanto, que siga la fiesta.
Jackson Pichardo
El autor es activista social