Jackson Pichardo
Seamos más críticos que indignados
Estamos llegando al final del año, donde es costumbre hacer una reflexión, que nos arroje un balance de cómo un año que entra en su agonía final, ha impactado nuestras vidas. Evidentemente que para el común de los mortales, este ha sido un año difícil, ya que eventos de naturaleza económica han llenado de una sombría incertidumbre a la humanidad.
El hecho de que la revista Times, haya designado al movimiento de los indignados, figura del año, nos arroja la lección de que hay un sentimiento generalizado de frustración ante la realidad económica imperante. Sin embargo, a pesar del descontento la gran mayoría de los ciudadanos, no logran conectar con la comprensión del problema que les afecta, y participa solamente como testigos del choque de visiones de los mega poderosos de la economía por un lado, y de los activistas sociales por el otro, mientras los gobiernos, sobre todo en los Estados Unidos se echan a un lado, esperando capitalizar un desenlace que les sea favorable, previo a un año electoral.
La población a escala global observa estupefacta, como los beneficios sociales acumulados por décadas comienzan a ser desmontados en pocos años, sectores como salud y educación son las victimas principales de este proceso, sin que la clase política tenga respuestas que traiga tranquilidad futura a estas circunstancias y esto debido a que hace tiempo, su accionar público fue secuestrado por el poder corporativo.
De ahí resulta que los gobiernos no tienen una respuesta a la crisis y los pueblos se desesperan y cambian de partidos gobernantes, para pasar a cosechar los mismos resultados que ya conocen.
Indudablemente que hay una crisis sistémica y el modelo económico neoliberal se ha agotado completamente y al parecer la clase política no tiene un modelo económico alternativo dentro del propio capitalismo, que pueda ayudar a los pueblos, sin chocar con los intereses de las grandes multinacionales.
Por ahora a la ciudadanía le queda solamente desempeñar un papel de observador y actor más crítico, sobre el mundo que les están edificando a su alrededor, y de ahí tratar de desentrañar las respuestas que nos puedan conducir a todos a un mundo más equitativo, racional y ecológicamente sustentable.
El ciudadano global, en esta época de pretendida globalización, más que indignarse ante la realidad que le oprime, debe de jugar un papel de criticarlo todo, de cuestionar el porqué de las cosas y en base a su experiencia de vida, plantear soluciones que trasciendan lo individual e involucre a lo colectivo. El ciudadano hoy más que nunca, debe involucrarse en buscar solución a las situaciones que los rodean, ya que si así no lo hicieren, se la pondrían más fácil a la ineficaz burocracia política de alargar la situación actual.
El modelo de vida que hoy vivimos está plagado de abismos e inequidades, y como consecuencia solo promete traernos el caos y la anarquía, y es deber de todo ciudadano responsable el interesarse por resolver los problemas que le rodean y plantear soluciones realistas de los mismos.
Jackson Pichardo, El autor es comunicador.