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Ismael Reyes

No es lo mismo, “Crecimiento Económico” que “Desarrollo Económico”

El crecimiento económico no traduce necesariamente “desarrollo económico“; porque una economía puede tener “Crecimiento” sin que refleje “desarrollo económico”, tal y como es el caso hoy, de la República Dominicana, que tenemos crecimiento sin desarrollo.

Sin embargo, es importante señalar que no puede haber “Desarrollo Económico” sin “Crecimiento”.

El crecimiento económico de una economía se mide de forma vertical, es decir, sumando el total de la riqueza producida en un periodo determinado (PIB), en tanto que el “desarrollo económico” se mide de forma horizontal, es decir, comprobando que el crecimiento económico se ha distribuido equitativamente entre las diferente capas sociales, reflejándose en el bienestar colectivo.

Un país puede verificar el “crecimiento” de su economía, e incluso determinar cuáles han sido los sectores que porcentualmente más han contribuido en la creación de esa riqueza mediante el trabajo, porque el crecimiento se mide a través de la suma de todo lo reportado como producido, pero no puede asegurarse, partiendo de esta información aritmética, que el país ha tenido desarrollo económico, porque su economía puede haber crecido pero manteniendo los mismos niveles de pobreza, miseria y marginalidad social, en cuyo caso “Crecimiento Económico” no traduce “Desarrollo económico”, porque los sectores empobrecidos y marginados han continuado en su mismo Status, indicando que la sociedad no ha evolucionado.

China, en los últimos 25 años ha tenido un crecimiento espectacular de su economía como resultado del cambio que introdujo en su modelo económico, que le ha permitido crecer a un ritmo por encima del 9,1% anual en los últimos 12 años, alcanzando al mismo tiempo un desarrollo económico extraordinario, porque ha logrado sacar de la pobreza y de la miseria a más de 500 Millones de chinos.

El analista económico Fan Wenzhong, de la firma Lehman Brothers Securities Asia, acaba de afirmar que: “El Producto Interno Bruto -PIB - (el crecimiento económico) es un reflejo del poder económico de un país, pero no resuelve los problemas de distribución del ingreso", y agregó: “Los gobierno deben de saber que tienen que impulsar el consumo respecto de las inversiones, pero que esto solo es posible elevando el nivel de vida de las masas".

La economía dominicana ha venido creciendo al ritmo de 5.5% promedio durante los últimos 7 años, pero tenemos más marginalidad social, más inseguridad jurídica y ciudadana, más desempleos, más apagones, y más gente viviendo en la pobreza y en la miseria que en el año 2,000. Esto quiere decir, que sí hemos tenido un crecimiento del Producto Interno Bruto -PIB -, pero que no hemos tenido desarrollo económico, como sí ha ocurrido en China.

Y si esto nos ha pasado, tenemos entonces que estudiar las causas del por qué nuestro crecimiento económico no se ha traducido en desarrollo económico, que es lo que nos hubiera permitido disminuir nuestros niveles de pobreza y de miseria.

Hace 25 años que la economía dominicana basaba su crecimiento en varios productos de producción nacional, es decir, Azúcar, café, cacao y tabaco. Estos productos del agro representaban los principales rubros que aportaban riquezas y divisas a nuestra economía. Hoy, en cambio, somos una economía de servicio, por vía principal.

Este modelo económico nos ha sido impuesto por los organismos internacionales de financiamiento que tutelan y defienden los grandes capitales del mundo, encontrando a una clase política sumisa, rendida ante sus pies y ante sus recetas internacionales, recetas que no han hecho otra cosa que quebrar al sector productivo nacional, llevándonos a tener una economía basada en el servicio, (turismo y zonas francas) haciendo que tristemente hayamos abandonado casi por completo la producción en el campo dominicano, en abierta violación a las leyes de la Economía Política, que establecen que los principales factores que intervienen en la producción de riqueza son: La TIERRA, el TRABAJO y el CAPITAL.

El abandono de la producción en el campo ha sido un verdadero desastre para nuestra economía, pues no sólo hemos dejado de producir lo que hoy tenemos que importar del extranjero, sino que hemos tenido una estampida de la población campesina hacia los grandes centros urbanos, donde se han ubicado a vivir de manera infrahumana, amontonados en cientos de barrios de tugurios viviendo de forma marginal, cuando deberían estar en el campo cultivando la tierra, y dedicados a la agropecuaria, que tiene tantas posibilidades de producir riquezas para el país.

El cuadro socio-económico que presenta hoy el país es penoso. Veamos:

Somos 10 millones de habitantes. Del total de los que viven en la zona urbana, el 35% vive en la pobreza, y del total de los que viven en la zona rural, el 45% vive en la pobreza, alcanzando la pobreza extrema en el país al 16% de nuestra población, información que hemos obtenido de las últimas estadísticas del Banco Mundial y de la Comisión Económica para América Latina, (CEPAL).

Las siguientes cifras son también reveladoras del atraso que presenta hoy el desarrollo humano en la República Dominicana.

El 33% de los jóvenes en nuestro país, entre los 18 y los 24 años de edad, está desempleado.

Uno (1) de cada tres (3) jóvenes entre los 18 y los 25 años no termina la escuela Primaria.

Un 33% de los que terminan la escuela primaria, no termina la secundaria.

El 8% de los jóvenes entre los 15 y los 24 años es analfabeto.

El 33% de nuestra población entre los 15 y los 39 años no ha completado la educación primaria.

El 62% de los jóvenes entre los 20 y los 29 años no ha completado la educación secundaria, lo que refleja la debilidad de nuestro sistema educativo, el cual recibe apenas un aporte del 1,9% del Presupuesto Nacional, cuando por ley está establecido que dediquemos el 4%, pero que el Poder Ejecutivo se burla de la ley, sin que el Congreso Nacional ni la Suprema Corte de Justicia, órganos llamados a hacer que se respete la ley, tomen medidas para defender al pueblo.

Situaciones como las descritas anteriormente, son las que explican el por qué del total de los dominicanos consultados sobre cómo se sienten viviendo en el país, el 65% ha manifestado su deseo de marcharse, para vivir en un país donde puedan tener la oportunidad para poder desarrollarse.

A fin de que podamos conocer el por qué si nuestra economía crece no podemos tener desarrollo económico, vamos a ver en cuales renglones es que nuestra economía ha venido creciendo.

Importantísimos organismos internacionales, entre los que podemos citar el Fondo Monetario Internacional (F M I), el Banco Mundial (BM) y la Comisión de Estudios Económicos para América Latina (CEPAL), señalan que en la últimos años la economía dominicana ha crecido de forma consistente.

Señalan que los sectores de mayor crecimiento de la economía, y por tanto los de mayor aportación al Producto Interno Bruto –PIB –, son los siguientes: TURISMO. ZONAS FRANCAS. TELECOMUNICACIONES y CONSTRUCCION.

Veamos el aporte de cada uno de estos sectores:

1ro. El Turismo: Para el pasado año 2010, se reportó que el turismo aportó a la economía dominicana divisas equivalentes a los 4 Mil 200 Millones de dólares. Y uno podría preguntarse, ¿y para donde cogió todo ese dinero? ¿Donde está metido? ¿Quién es que los tiene?

Resulta, que un estudio realizado para saber el impacto del turismo en le economía dominicana determinó, que por cada dólar que se reporta como ingresado al país por concepto de “Turismo” a la economía dominicana realmente le quedan como beneficio tres (0.03) centavos de dólar.

Indica dicho estudio además, que otro de los problemas que presenta la actividad turística en el país, es que el turismo que nos está visitando es del tipo “todo incluido”. Es decir, que el turista paga fuera, o sea, en su lugar de origen, todo el costo de su estadía en el país, por lo cual esos dólares sólo se reportan en número, pero jamás entran a la economía dominicana.

Dicho estudio establece, que este tipo de turista no se mueve del recinto del hotel donde se hospeda, por lo cual no sale a gastar ni un solo dólar que pudiera entrar a otro cualquiera de los sectores de nuestra economía. En fin, que nos visita un turismo pobre, constituido por ciudadanos de bajos ingresos en sus países, en la mayoría de los casos, y que por tanto es un turismo de baja rentabilidad cuyo modelo es insostenible en el futuro.

Otro asunto importante que establece dicho estudio es, que el personal dominicano que labora en las cadenas de los hoteles turísticos, ganan un bajo salario que apenas les alcanza para desenvolverse precariamente, sin poder hacer ningún tipo de ahorro que les permita mejorar su condición de vida, y que estos empleados carecen de un plan de seguridad social que les permita garantizar un mínimo de seguridad económica para el futuro.

Todo lo anterior quiere decir, que la flamante industria turística de la Republica Dominicana aporta beneficios para el sector de inversionistas, pero que en nada mejora los niveles de pobreza del país.

2do. Las zonas francas: Desde finales del siglo XlX y hasta hace 25 años atrás, la economía dominicana basaba su riqueza por vía principal en la producción agrícola, es decir, en la producción del campo dominicano. Los principales ingresos de divisas que tenía el país, los recibíamos a través de la venta en el extranjero de nuestro azúcar, café, tabaco y cacao, y en menor grado de otros productos del campo y de varios productos industrializados en el país.

Es decir, que teníamos una economía basada en el trabajo y en la producción, y no en el servicio.

Las divisas que el país generaba por este concepto, financiaban el consumo de los bienes que importábamos, y ayudaban a la construcción de obras públicas que contribuían con el desarrollo nacional.

Es a inicio de la década de los ochenta cuando se inicia la conformación de nuevos sectores generadores de divisas para el país, encabezados por el Turismo y por las Zonas Francas de exportación.

El sector de Zonas Francas tuvo un gran desarrollo en el país, llegando en un momento a generar más de 3 Mil empleos, los cuales se encontraban diseminados en diferentes provincias donde las zonas francas se habían establecido.

Al día de hoy, lo cierto es que el sector de Zonas Francas de exportación tan sólo aportan el 3.6% del Producto Interno Bruto –PIB -, frente al sector manufacturero local (el localizado fuera de las zonas francas) que aporta el 17.9%.

El sector manufacturero dominicano hace este gran aporte a nuestra economía, porque además de pagar mejores salarios a sus trabajadores, paga también todos sus impuestos al Estado, cosa que no hace el sector de Zonas Francas, puesto que estas vienen al país buscando mano de obra barata y poco calificada, gozando además del privilegio de estar exentas del pago de todo tipo de impuestos, por lo que dejan muy poco beneficio a la economía dominicana.

El drama que viven los trabajadores de Zonas Francas es similar al que viven los trabajadores del sector Turismo, ganan bajos salarios o salarios de subsistencia que no les permite ahorrar, por lo que mantienen los mismos niveles de pobrezas en el que han vivido, y sin esperanza alguna para los años de la vejez, pues carecen también de un programa de seguridad social.

Siendo así, queda claro que los eslabonamientos de las empresas de Zonas Francas con la economía global son reducidos, si bien cabe destacar como positiva y esperanzadora, la presencia de empresarios dominicanos en el sector, de quienes se espera jueguen un rol importante en el proceso de evolución de las “maquilas dominicanas”, hacia empresas articuladas con la economía local, contribuyendo a la eliminación de la dualidad del aparato industrial dominicano.

Hay que decir, que es cierto también que hay sectores de nuestra economía que pagan salarios más deprimidos que los sectores de Zonas Francas y del Turismo, aunque estos dos últimos sectores tienen el problema de que atraen el empleo de mano de obra con un bajo nivel básico de educación, y que esto tiene que preocuparnos en razón de que somos un país donde se estima que el 18.5% de la población de 15 años y mas es analfabeta, y donde el 55.6% no ha completado la escuela primaria.



3ro. Las Telecomunicaciones: Desde el año 1930 y hasta 1990, nuestro país tuvo una sola empresa que ofrecía los servicios de telefonía, y esta era la Compañía Dominicana de Teléfonos, C. por A., mejor conocida como CODETEL.

Es en el año 1990 cuando entra al mercado una nueva empresa, conocida como TRICOM, y a partir de esa fecha llegan al mercado las compañías Orange y Viva, todas reguladas por la ley general de telecomunicaciones No. 153-98.

De acuerdo a las estadísticas del Banco Central, estas empresas aportan hoy el 17.7% a nuestro Producto Interno Bruto –PIB -, teniendo nosotros en el país 51 teléfonos por cada 100 habitantes, ente líneas fijas y celulares.

Ahora bien. ¿A quién beneficia los aportes económicos que hacen estas empresas a nuestra economía? Veamos.

1ro. Por cada factura enviada a los usuarios del servicio telefónico, el gobierno le cobra de impuestos un 28.5% que incluye al ITEBIS. ¿Y qué hace el gobierno actual con ese dinero? Pues dilapidarlo en sueldos de lujo para sus ministros y altos funcionarios, así como en el pago de sueldos (Botellas) a personas que cobran en el Estado sin trabajar (nominillas a activistas políticos) -, y para cubrir los gastos de las tarjetas de crédito y de los vehículos de lujo de los altos funcionarios, así como en otros actos de corrupción.

2do. Siendo que las empresas telefónicas radicadas en el país son de capital extranjero, los grandes beneficios que obtienen anualmente los sacan del país, a fin de ser repartidos entre sus accionistas, los cuales no son dominicanos.

3ro. Los impuestos que sobre los beneficios obtenido pagan al estado (25%) antes de repatriar sus ganancias, corren la misma suerte. Son dilapidados en privilegios y en actos corrupción.

Es por ello, que el aporte que estas empresas hacen a la economía nacional, no se traduce en bienestar para el pueblo, manteniendo nuestra sociedad los mismos niveles de pobreza, miseria e injusticia social.

4to. La Construcción: Este sector de nuestra economía durante el año 2010 aportó el 5.9% PIB, teniendo operaciones por encima de los RD$92,737 millones de pesos, equivalentes a unos US$2,650 millones de dólares, y generando más de 300 mil empleos directos, debiendo señalar que el 90% del empleo está en manos haitianas.

Nuestro sector de la construcción está hoy enfocado en satisfacer la demanda habitacional en dos sectores. El Sector Urbano y el Sector Turístico.

El sector urbano se caracteriza por tener una demanda de origen nacional, que privilegia las torres de lujo en los sectores más deseables de las ciudades, particularmente en el Polígono Central y la Avenida Anacaona en Santo Domingo, pero también en Santiago, San Francisco de Macorís, Baní y La Romana.

Del total de la inversión que hacemos hoy en el sector de la construcción, el 65% se realiza en proyectos de apartamentos y torres de lujo, seguida por la construcción de viviendas unifamiliares con una inversión del 10% y otro 10% que se invierte en hoteles/resorts y el 15% que lo invierte el estado en las obras que realiza.

Los apartamentos y torres de lujo que se construyen en el país, lo hacen una docena de compañías bien conocidas, (Rodríguez Sandoval, Ricart, Logroval, Bachá, Hidalgo, Muñoz y Fondear, Ginaka, Cohisa, Grupo Metro, Civilcat, y Miguel Vargas), teniendo en la venta de dichos inmuebles beneficios que van del 50 al 60% del precio de venta, mientras que las compañías que construyen casas y apartamentos para la clase media alta y media baja, obtienen un beneficio que va del 15 al 24%.

Por otra parte, el gobierno aporta un 15% del total de lo que se invierte en nuestro país en construcción, con el agravante de que del total de lo invertido en estas obras el 40% se pierde en corrupción y en sobrevaluaciones que solo benefician a los funcionarios del gobierno a cargo de las obras.

Analizado todo lo anterior, no se tiene que ser sabio para entender el por qué los sectores que hemos analizado, a pesar del aporte aritmético que hacen al Producto Interno Bruto, en esencia solo aportan al crecimiento de nuestra economía, pero no al desarrollo económico, lo que explica en los últimos años la pobreza y la miseria en el país en vez de haber disminuido, ha crecido.

Esto deja claro, que nuestra nación tiene que cambiar su actual modelo económico. Que tenemos que combinar la economía de servicio con una economía basada en la producción nacional. Que tenemos que trazar políticas públicas para fortalecer a nuestro sector productivo, del campo y de la ciudad, a fin de que de ellos puedan hacer la revolución tecnológica e industrial que necesitamos, como única forma de aumentar la riqueza y el empleo en el país.

Nuestra nación no puede seguir condenando a sus ciudadanos a vivir por más tiempo en la pobreza y en el atraso. Tenemos que emular los ejemplos de Argentina, Chile, Brasil, México, Bolivia, Ecuador y Venezuela, países que con políticas públicas bien trazadas, tan solo en los últimos 17 años han logrado disminuir la pobreza de sus ciudadanos, aun y teniendo un crecimiento de su economía inferior a la nuestra, que en los últimos 7 años ha estado en un promedio del 5.5% anual.

Queremos cerrar el presente trabajo, haciendo referencia al Informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, Republica Dominicana 2005, el cual señala lo siguiente. Cito:

“La República Dominicana se ha insertado en la economía mundial de manera social y políticamente excluyente, conociendo tasas de crecimiento económico promedio anual en los últimos años por encima del 5%. Sin embargo, el carácter excluyente del modelo económico que se ha impuesto, no ha revertido este crecimiento al bienestar de la población”. Y sigue diciendo el informe, “ la República Dominicana al año 2000 era el país número 13 (de un total de 177 en el mundo) que menos había aprovechado para mejorar el posicionamiento en el Índice de Desarrollo Humano (IDH). Con esto se puede hablar de un fracaso de las élites políticas de los últimos 50 años, en conducir a su población a estadios de bienestar y seguridad”

Y continúa diciendo el informe que: “el problema de la economía dominicana no es de inserción en mercados, sino de estrategias de competitividad que debieran estar asociados al bienestar de su población”. Y concluye expresando que: "la causa principal de la pobreza dominicana y del bajo desarrollo humano relativo no es la falta de financiamiento y de recursos económicos, sino el escaso compromiso con el progreso colectivo del liderazgo nacional y empresarial durante las últimas décadas y la ausencia de un pacto social y de empoderamiento de los sectores mayoritarios de la sociedad dominicana".

De todo lo anterior se desprende, que a nuestro país solo le queda por delante cambiar su realidad política y económica. Y para hacerlo tiene que avocarse a poner al País en manos de un nuevo liderazgo político, de un liderazgo que tenga la visión y el compromiso de llevar a cabo una verdadera revolución ciudadana.

El país necesita sin más retraso hacer cambios políticos, económicos y sociales profundos. Y esto solo lo puede realizar un nuevo liderazgo comprometido con la causa de la superación material y espiritual de su pueblo. Y esto es lo que está construyendo nuestro Partido, el PARTIDO DEMOCRATA INSTITUCIONAL –PDI -

Dr. Ismael Reyes

Candidato Presidencial

Partido Demócrata Institucional -PDI -

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