Francisco S. Cruz
Los sicólogos: confort, partido y poder
Los sicólogos
Confort, partido y poder
Por Francisco Cruz
Los sicólogos han estudiado largo y tendido los diferentes estados de ánimo de los seres humanos, a tal punto, que ya han caracterizado esos estados.
De ahí que los términos estrés, zona de confort, depresión y otras tantas son del dominio común de la gente.
Los partidos políticos, que los conforman individuos -que de alguna forma se ven sometidos y expuestos a las exigencias, presiones y demandas de sus miembros y la sociedad- también suelen padecer y reflejar estas expresiones psicosomáticas en su accionar, unas veces, cuando están en la oposición, y otras, cuando son gobierno.
Todas juntas operan como sensores que van dando señales de posibles fallos y problemas. Esas señales son avisos de que algo no anda bien y que, en consecuencia, hay que detener la marcha e indagar qué no está funcionando.
De todas esas señales (estrés, depresión, zona de confort, falta del sueño, entre otras) la que ataca con más virulencia y nocividad a los partidos políticos en el poder y sus dirigentes es el estado de "zona de confort".
Pero, ¿qué es el estado de "zona de confort"? Si lo referimos a una persona, un estado de "zona de confort", podría ser, el estar extasiado por una sensación de bienestar individual con la certeza falsa de que se está en el paraíso y de que todo el mundo es feliz; pero si nos referimos, a un partido político que, coyunturalmente, está en el poder, entonces, el estado de "zona de confort", es una situación catastrófica que impide generar iniciativas, resolver problemas y asumir la política y el poder como un ejercicio de crítica y autocrítica (en las instancias correspondientes) para procurar aciertos colectivos a corto, mediano y largo plazo.
Y no importa que un ejecutivo se afane y se esfuerce (como ocurre actualmente) por lograr objetivos y resultados si los gerentes de áreas (o de algunas ellas, para ser más justo), no avanzan ni interpretan correctamente las directrices trazadas.
Y debe corregirse semejante estado de cosa, porque el estado de "zona de confort" en un partido en el poder, es peligrosísimo ya que genera ineficiencia, apatía, ceguera y cierto complejo de culpa que equivocadamente, se asocia a una llovizna, a una leve gripe, o a un dolor estomacal; pero jamás al problema real.
Lo grave del caso es que cuando esos síntomas afloran, es porque algunos han divisado de lejos los cuchillos de una mayoría partidaria que hace rato lo venía observando en su "zona de confort".
De ese descubrimiento tardío (por algunos) surgen los golpes de pecho, los insultos y la burla a los "compañeritos de las bases" ("pega afiches"), olvidando que esas expresiones y descalificaciones mañana serán argumentos de campaña en discursos de adversarios políticos.
Del caso que nos ocupa no es tan grave, pues a simple vista, se puede colegir: desfases y poco entendimiento de la micro-economía en política. En otras palabras, que en política las aspiraciones y oportunidades no se pueden dar en una autopista de una sola vía (de dirigentes), si no, en una de doble vía (dirigentes-bases).
Y si no creen, que hay conciencia de eso, que se den una vueltecita por el partido.
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