Carlos Martínez Márquez
Hay amores que matan y otros que son inocuos
"Ofrecer amistad al que pide amor, es como dar pan al que muere de sed’’. Ovidio
Tiene un sinfín de elementos que nos pone a pruebas cada día. Es altamente peligroso, pero, no nos advierte cuáles son sus riesgos. El amor mata dependiendo si tienes o no, alma de androide. Si eres de otra dimensión sentimental, podrás sobrevivir a sus ataques nucleares que pulverizan nuestras ganas de seguir adelante y levantarnos de las cenizas que tan solo serán recuerdos inertes. Es como haberse resignado a la derrota causada por el dolor infligido por un supremo acto de inmolación.
Aventurarnos amar, no sin antes haber leído el tríptico de su contenido, sería probablemente, el inicio de un inocuo amor que nos va llevando al dulce abismo de lo psíquico y lo platónico, y de lo enfermizo a la obsesión, cuyo único beneficio es la de quedar en estado catatónico por lo que resta de nuestra existencia.
El amor es una dulce trampa, de modo que nos hace sentir cosquillitas en el estómago, pero después se va formando una espiral de insoportable y agotadora vocación de servicio, de nuestros instintos masoquistas. No nacemos sabiendo cual es el tipo de amor que no nos conlleve a vivir una serie de tormentos, que a veces solemos aguantar, para ponernos a pruebas, de que por cuanto tiempo podemos percibir el dolor e ignorarlo. El amor es dañino para la existencia en la medida que seamos frágiles en lo psicológico y en lo moral. Lo más angustiante es que no lo sabemos distinguir, porque se nos presenta sin rostro y en empaque de acertijos. Nos puede llevar a la depresión o crisis, lo cual podemos anticipar desde el primer momento que se asoma a nuestras ventanas.
Si bien es cierto que el amor es aniquilante, no menos cierto, que es histriónicamente emotivo, cuyas características son diversas como la (coquetería o galantería) con ganzúa para abrir de algún modo, la posibilidad de mezclar la seducción y la buena apariencia del sentimiento. Es de arrollador ciclo amoroso, pero con malos pronósticos para aquellos que no son efectivos a contrarrestar lo frenético, lo drástico, lo fuera de control, lo paranoico, lo agresivo y lo violento.
Es tan solo un toque de suerte, poder juntar la fidelidad o calidad con la lealtad para sobrevivirlo, para evitar que la desconfianza y el amor sean incompatibles. La carga emocional será proporcionalmente a la toxicidad que pueda contener, la cual nos ayudara a manejarnos y poder flotar en sus aguas dulces y turbulentas, sin que los efectos nos remitan a la auto-destrucción, cuyos patógenos invaden la integridad de nuestras vidas.