Ante el incierto camino que transitan millones de personas en el mundo de hoy, golpeadas por la incertidumbre económica de cara al futuro, lo cual produce en muchos una sensación de incomprensión del entorno socioeconómico donde le toca interactuar.

Muchos dentro y fuera de la Republica Dominicana han escuchado hablar de la llamada globalización, más solo han escuchado este término de una forma aérea y esporádica. Hoy nuestros obreros, trabajadores informales, amas de casa, empleados medios, no logran ni siquiera entender por que se están perdiendo los empleos de alta y baja remuneración, por ejemplo, no entienden porqué aumentan cada día más los requisitos para optar por un empleo mal remunerado, no entienden porqué un joven abogado recién graduado debe emplearse como una especie de mensajero en un bufete establecido.

Sin embargo, éstas, son realidades que golpean en la cara a millones de seres que son los más llamados a conocer el proceso que de una forma brutal influye en nuestras vidas.

Hoy el mundo no está habitado por fantasmas, sino por realidades abrumadoras, entre ellas una globalización en manos de los consorcios transnacionales y multinacionales de los centros del capital financiero y la avaricia de sus agentes.

La globalización que debiera significar progreso para la humanidad, se encuentra secuestrada en beneficio de unos pocos.

De entrada la globalización no es más que un proceso que generaliza la intercomunicación entre economías, sociedades y culturas, donde se desarrollan y aplican las tecnologías de la comunicación y la informática, junto a los acuerdos de los estados para facilitar todo tipo de intercambios, especialmente de orden económico, esto implica, desregulaciones (eliminación de impuestos), eliminación de barreras arancelarias, (no cobrar impuestos a los productos importados o reducirlos), etc.

Globalización es el nombre que los poderosos del mundo, (grupo de Davos) , por ejemplo, atribuyen al actual proceso de mundialización del capital.

Mundialización, por su parte, tiene que ver con la tendencia del capital a constituirse en sistema mundial, esto es , que su lógica de comportamiento se imponga como hegemónica en todos los ámbitos de la actividad humana: geográficos, sociales, culturales e ideológicos.

Es necesario decir que la mundialización capitalista no es la única posible, ya que es preferible una globalización o mundialización democrática basada en principios comunitarios y de solidaridad.

La globalización que aspiramos es una donde haya equilibrio, justicia y bienestar social. Donde se incremente la calidad de vida del trabajador y su familia, donde una vivienda digna no sea un lujo inalcanzable. Donde más de la mitad de los ingresos de un trabajador promedio no se gasten en pagar renta y servicios básicos.

Es por eso que debemos conformar e impulsar un movimiento político que sea universal, que trascienda la situación actual de la globalidad en manos prácticamente exclusivas de los intereses del capital, que solo buscan acumular la mayor cantidad de riquezas en el menor tiempo posible, sin miramiento alguno por los efectos devastadores que produce esta conducta. Ante una globalización o mundialización puramente cuantitativa, luchemos por otra eminentemente cualitativa, justa y solidaria.