CÉSAR MEDINA
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Que la juventud participe en el debate sobre el tema de las drogas y que investigue sobre su nivel de profundidad como grave problema sanitario en todo el mundo, es un aliciente para quienes ya estamos “pasadomeridiano” y nos preocupa la indiferencia de las nuevas generaciones en un asunto tan peliagudo.
Lean con detenimiento esta carta del “sobrinísimo” Jorge Andrés Medina Bournigal:
“En el año 1999 Portugal presentaba el más alto índice de consumo de heroína, con el uno por ciento de su población comprometida con ese vicio. Tenía, además, uno de los índices más altos de sobredosis y muertes por consumo de estupefacientes. Frente a ese drama, formó una comisión de jueces, científicos y psicólogos para estudiar soluciones.
“El resultado fue disponer la despenalización cambiando las leyes para que el consumo se pagase con multas y no con cárcel e integrar las escuelas en un programa de asistencia social a los adictos. Se buscaban tres cosas: que los adictos se trataran como pacientes y no como criminales; que los jóvenes a partir de los 15 años interactuaran directamente con los efectos que causa el consumo de drogas, y que los ingresos generados por las multas en la lucha contra ese flagelo se invirtieran en ayudas socio-clínicas.
“La nueva ley se aprobó en 2001, y 15 años después el número de adictos ha bajado de un uno a un 0.3 por ciento, ya por debajo del resto de Europa que tiene como promedio el 0.5%. Al principio, la ONU condenó la propuesta y ahora, en su más reciente convención, en Viena, el Consejo Internacional de Control de Narcóticos llamó el experimento de Portugal como uno de los mejores ejemplos de plan social”.
… ¿Y entonces, EE UU?
“El país que más dinero invierte en el combate contra las drogas es EEUU, que además tiene la agencia de control más grande del mundo –la DEA–, y sin embargo su consumo va cada día en aumento. Primero porque la demanda también aumenta, y segundo porque existe mucha corrupción dentro de todas las agencias y personas que la combaten.
“Si los estadounidenses llegaran a legalizar la droga de alguna manera, en los primeros años se produciría un caos social y tal vez crezca el consumo real en el inmediato previsible por razón hasta de esnobismo. Pero luego pasará como con el alcohol post prohibición de los años 30 y 40, y el cigarrillo post años 60 y 70, que la gente tomó conciencia y su uso empezó a disminuir.
“ Cualquier fórmula inteligente tendría que mantener penalidad al tráfico y venta porque nadie quisiera imaginar una actividad social donde se sirvan narcóticos como si fuera alcohol, pero el ejemplo de Portugal sería un buen parámetro para plantear alternativas”.
¡… Una ambulancia!
El “sobrinísimo” Jorge Andrés hace esta revelación: “He escuchado que en Santo Domingo se celebran fiestas hogareñas donde los padres -por ser “responsables” ante sus hijos y amigos de éstos-, contratan los servicios de una ambulancia “por si alguno se pasa de alcoholÖ ¿Sólo de alcohol?
“Nosotros, como país, recibimos ayuda y apoyo de los Estados Unidos en diversas áreas, incluyendo la lucha contra las drogas, y pienso que la administración Trump suspendería esa cooperación si nos vamos por un camino diferente al suyo al considerar que flexibilizar la penalidad en algunos tramos de ese esfuerzo facilita el uso de nuestra isla como puente.
“Te dejo estas ideas, querido Tío, a ver si las compartes con tus lectoresÖ Saludos de tu hermano, que es mi papá. Tu sobrinísimo Jorge Andrés”.
Es un tema delicado al que nuestro país tiene que dedicarle tiempo para hallarle solución…