Carlos Martínez Márquez
Amaneceres de grandes oportunidades
‘’En cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y al acostarnos, pensemos que amanecerá’’. Noel Claraso
No hay nada mejor que contemplar con un exquisito café o tizana, los pajarillos treparse en la alborada. Ver sus alas como agitan el viento, como el tambor que repica, el tenaz brillo de la mañana.
Un nuevo amanecer, es una nueva esperanza, para que cada ser tripule la nave o lo convierta en pasajero de su propio destino. Los vientos soplan y conspiran en favor de una generación de energía, que con los rayos solares, activan la imaginación y creatividad, de gravitar en el mundo de los sacrificios, en el fuero existencial que nos pone de parámetro, lo cuan diverso son los colores de nuestros despertares.
El mundo es el mismo. La tierra cosecha lo que hemos de sembrar, solo que la vida es una especie de avatar, en la que debemos tomar en cuenta siempre, la simbiosis de la fe y esperanza. Nuestros sueños no son más que la continuidad del compromiso, que procure mejorar la unidad y calidad humana. La espiritualidad es una especie de manuscrito que todos traemos al nacer. Cada amanecer nos llega en forma de átomo formando anillos de energías que dan vida. El alma se nutre solo de aquella pureza natural que provee nuestro creador. Cada diseño genético contiene su epitafio. Y un prólogo que nos lleva con su GPS a los lugares prósperos o inciertos de nuestras vidas.
En momentos de tribulaciones, debemos tener presente, que cada día nos trae la oportunidad de redimirnos. De poder hacer enmiendas para invocar la voluntad de nuestro arquitecto genético, (por más metafísico lo percibamos). Siempre está ahí, tendiendo su mano y su rostro de compasión, por más turbulencia que haya en esta tierra enferma. ¡Que la incertidumbre quiebre jamás, nuestros sueños! Tengamos la capacidad de levantarnos por si solo y vivamos cada fragmento de episodios, que los colores de la naturaleza nos presenta en el mismo cristal que todos observamos.
Por más relativo que sea el resto de las cosas, por más vicisitudes y tormentos, por más intenso que sea nuestro dolor...siempre hay un despertar que trae consigo, el aroma que endulza la piel al recibir el beatísimo frescor de la alborada.
De seguro que el futuro de la raza humana, tendrá un mejor diagnóstico, en la medida que tengamos la disposición, de asumir los cambios con humildad y amor hacia el prójimo. El mundo necesita una sacudida espiritual para disminuir la ira, el odio y el desprecio, que son los que generan la destrucción masiva del todo.
Un nuevo amanecer es oportuno para visualizar y estructurar un mejor futuro.