La respuesta fue fácil. Un jugador de la NBA, por supuesto. La maestra soltó una carcajada. Elige una profesión realista, le dijo a Tatum. Cambia tus sueños.

"Estaba furiosa", dijo la madre de Tatum. "Fui a la escuela al día siguiente y hablé con la maestra, y no fue una conversación bidireccional. Le dije: 'Señora, con todo respeto, si le hace una pregunta y él responde, no creo que sea apropiado decirle que eso es algo que no puede lograr cuando estoy en casa diciéndole que todo lo que puede soñar es posible'".

Desde muy pequeño, Jayson Tatum sabía cuál era su llamado. “Quiero jugar baloncesto." decía Tatum

"Bueno, será mejor que trabajes muy duro", le decía su madre.

Así lo hizo. Todas las mañanas, asomaba la cabeza a la habitación de su madre a las 5:30 a. m.: "Me fui, mamá. Te amo". Luego al gimnasio, un entrenamiento de 90 minutos antes de la clase.

Simplemente trabajó y trabajó y trabajó y trabajó. — Frank Bennett, entrenador de secundaria de Jayson Tatum

"Llegaba a la escuela alrededor de las 6:30 todos los días, y él estuvo aquí a las 5:45, 6:00 a más tardar, haciendo su trabajo", dice Frank Bennett, quien entrenó a Tatum en Chaminade Prep en St. Louis. "¡Lo que es impresionante es que lo hizo TODOS LOS DÍAS! Recuerdo el único día que tomó libre. Fue el día después de que ganamos el campeonato del estado. Ese fue su único día libre.”

"Así es él. Simplemente trabajó y trabajó y trabajó y trabajó".

 

El padre de Tatum recuerda el momento en que se dio cuenta de que su hijo tenía un talento especial. Tatum estaba en quinto grado y jugaba en una liga con hombres adultos, y promedió 25 puntos por juego.

 

"Los chicos mayores decían, 'Espera, ¿cuántos años tiene este niño?'", se ríe Justin Tatum.