Esta prueba médica explora directamente el interior del intestino grueso.
Colonoscopia: un examen difícil, pero necesario
SALUD . - Aunque es un examen que puede parecer incómodo y hasta doloroso, su utilidad está por encima de cualquier molestia. Así lo asegura Ángel Alberto Castro, gastroenterólogo de la Universidad Nacional, quien explica que la colonoscopia es un examen que puede calificarse de salvador porque a la vez que es diagnóstico, también puede ser terapéutico, sobre todo después de cierta edad para detectar enfermedades premalignas y otras alteraciones propias del intestino.
El experto dice que el examen debería ser obligatorio para toda persona mayor de 50 años, e incluso antes, si presenta algún síntoma específico o si tiene algún antecedente familiar relacionado con el colon y tumores.
¿Qué es una colonoscopia?
Es una prueba médica en la que se explora directamente el interior del colon (intestino grueso) y la parte final del intestino delgado. Para realizar este examen se usa un colonoscopio, que es un equipo formado por un tubo largo que incorpora una cámara y una fuente de luz, para detectar lesiones, alteraciones en la forma o enfermedades en curso como el cáncer.
¿Cómo se hace?
Por lo general, dice Castro, el examen se realiza bajo sedación y en algunos pacientes, especialmente niños o personas mayores, se puede requerir anestesia. Con esto la persona no experimenta molestias ni ningún tipo de dolor durante la prueba, que puede durar de 20 a 30 minutos. El paciente debe acostarse de lado, con las rodillas flexionadas hacia el tórax.
Acto seguido el especialista introduce el colonoscopio a través del ano y lo desplaza lentamente a través del intestino, explorando cada centímetro de manera directa hasta los límites con el intestino delgado. Simultáneamente se introduce aire a través del equipo para separar las paredes del órgano y verlo con más detalle.
A través de la observación y dependiendo de la necesidad, apunta Castro, se puede utilizar una vía disponible en el aparato, llamada canal de trabajo, a la cual se pueden adaptar pinzas, elementos de corte y otros utensilios con los que se pueden retirar muestras de tejido para analizar (biopsia), tratar lesiones (poner grapas para evitar sangrados) o aplicar otras técnicas de coagulación con calor o, incluso, extraer pólipos. El equipo también puede acudir a una succión para retirar elementos sólidos o líquidos que hagan difícil la visualización.
¿Qué se siente?
Durante el procedimiento, la persona puede experimentar una presión que puede crecer a medida que avanza el aparato por su intestino y se introduce aire, lo cual puede ser descrito como un dolor tipo cólico que se alivia al expulsar los gases.
La preparación
Este es un examen que requiere, a modo de preparación, una serie de medidas que tienen como objetivo limpiar y vaciar el intestino, en razón a que si esto no se hace la observación se puede dificultar y, en consecuencia, perder efectividad. Para eso, asegura Castro, se aconseja el uso de enemas y laxantes específicos que se deben administrar con un tiempo definido de antelación, el cual es descrito por cada médico de acuerdo con la urgencia del tema. De igual forma se prohíbe el consumo de alimentos sólidos, al menos un día antes de la prueba, aunque sí se recomienda tomar agua y los llamados líquidos claros como té, algunos jugos de frutas, gelatinas o caldos sin grasas (consomé).
En algunos casos, el especialista (gastroenterólogo o proctólogo) puede recomendar la suspensión de medicamentos como anticoagulantes o suplementos de hierro, pues estos últimos pueden cambiar el color de las heces, lo que dificulta la visión de las paredes del intestino. Cuando se toman otros fármacos de manera permanente también es importante consultar.
Los riesgos
Se sabe que es una prueba invasiva, pero al tiempo bastante segura y, por lo general, no existen complicaciones más allá de las molestias antes descritas. Sin embargo, Castro dice que cuando no se realiza en las condiciones adecuadas o por manos expertas se puede romper la pared del colon, producirse hemorragias por malos procedimientos de corte, en caso de las biopsias, y hasta infecciones.