Jackson Pichardo
Salvavidas de plomo para Adriano
Las elecciones congresionáles para el distrito 13 de Nueva York podrían definirse como históricas, donde en un final de película, parece definirse la votación a favor del veterano y aguerrido congresista Charles Rangel, quien llevaba como oponente a Adriano Espaillat.
El distrito 13 que cuenta con una composición étnica de un 55% de personas hispanas, un 12% de blancos y un 27 de afroamericanos, fue la arena de una contienda, dónde ambos candidatos se emplearon a fondo para granjearse el voto popular, vendiendo no verse como los candidatos de grupos étnicos específicos, sino como servidores de toda la comunidad.
Cabe destacar, que Rangel tuvo contendientes dentro de su propio vecindario, que según el conteo de los votos pudieron dar al traste con sus aspiraciones, debido a lo cerrado del escrutinio. De Adriano podría decirse que corrió solo en representación de los hispanos y de los dominicanos, ya que nadie le retó dentro de su vecindario, aunque no contó con el apoyo clave del dominicano políticamente más influyente de Nueva York, y quizás del país, Guillermo Linares.
Hay otras aristas que deben revisarse con detenimiento para examinar el desempeño de la campana de Adriano, entre ellos, es el analizar por qué su votación fue relativamente baja, alrededor de 18,000 votos, una cifra un poco vergonzosa, donde hay un 55% de dominicanos y latinos que podrían entender mejor su mensaje. Se podrá argumentar que no todos los dominicanos votan, pero ésta no es una variable significativa que pudiese ser determinante durante el pasado certamen.
Hay un punto, que fue una espada de doble filo para Adriano, y fue el apoyo entusiasta, que casi rayó en la intromisión, que este recibió de los partidos políticos dominicanos, los cuales de forma pública y en nombre de un dominicanismo mal explicado, mandaron sus militantes a hacer campaña por Espaillat, y esto evidentemente ayudó, pero también se convirtió en un salvavidas de plomo, debido al rechazo del cual goza la partidocracia dominicana, en los segmentos políticamente más conscientes del electorado.
Hay una parte mayoritaria de los dominicanos residentes en Nueva York, que migraron por razones económicas producidas en su país de origen, precisamente por los partidos políticos dominicanos que con tanta devoción, mandaron a votar por Espaillat, lo cual produjo la imagen de que éste, es una continuación o reflejo del político de la isla, al cual se repudia por su forma de gobernar, sus prácticas poco transparentes, de ahí se podría explicar la alta abstención de los dominicanos el día de la votación.
Creo que tanto Adriano como el liderazgo político que le acompaña debe revisarse, ya que sin regatearle la decisión y el coraje de participar en esa campaña, hay muchos cabos que quedan sueltos, sobre el porqué no triunfó. Hay que determinar si la cacareada unidad del liderato dominicano de hace dos años atrás, donde Adriano Espaillat,Ydanis Rodríguez y Guillermo Linares aparecieron unidos, fue un pacto de repartición de cargos o una verdadera expresión de avance de la comunidad.