Orlando Gil
ORLANDO DICE... La campaña: Un escenario de competencia política
@orlandogildice
LA PATENTE.- Falta saber si los inventores políticos, tan de moda en estos días, patentizarán sus productos, o si al final, a todos, les saldrán las creaciones como las tenían previstas. Lo de Santiago y San Cristóbal en el PLD eriza la piel, aun cuando sea bueno el posicionamiento del partido en esas demarcaciones. Si Abel Martínez, o Monchy Rodríguez, aparenta ser el hecho más crucial del oficialismo, y no por Martínez ni Rodíguez, sino porque todos los que están en gradas se aseguran de un escenario mayor. Leonel Fernández y Danilo Medina. Aunque, cuando se entra en profundidades, la confrontación no luce tan decisiva. ¿A cuál de los dos compañeros en rivalidad le conviene dar la sensación de perseguido y perseguidor? ¿Por qué Medina o Fernández no hacen saber públicamente que se mantienen fuera o distantes de esa puja? La gente cree, y nadie de adentro se ocupa de aclarar la confusión, si la hubiere. ¿Cuál podría ser la finalidad de que en medio de una campaña Medina le gane a Fernández, o viceversa? Dicen que “cuando las hormigas se quieren perder,Ö”, pero ni Fernández ni Medina son hormigas, y por igual, ninguno de los peledeístas. Sin embargo, así están las cosas...
LA GABELA.- Lo natural, lo lógico, lo normal es que cada campaña aproveche el mínimo error del oponente y saque gabela. El Observatorio de Funglode sorprendió a muchos, o a la opinión pública en general, presentando a Luis Abinader como el hombre del 2016. La revista Time escoge al hombre o la mujer del año en curso, pero el Observatorio lo hace de manera adelantada. La campaña de Abinader, por lo menos en las redes, tomó nota, resaltó el dato e hizo las inferencias de lugar. Con mala leche, con perversidad, pero sobre todo con sentido de oportunidad. El Observatorio no era el Observatorio, o Funglode no era Funglode. Uno u otra eran Leonel Fernández, y lo que resultaba todavía más interesante, de ese modo o por esa vía estaba enviando un mensaje a sus seguidores. Todo el mundo lo entendió así, y tanto fue todo el mundo que el propio Observatorio tuvo que hacer aclaración. El Observatorio, no hay que decirlo, nunca antes había aclarado sus observaciones, y no tenía por qué hacerlo ahora, pues se supone que lo suyo es ciencia y no política...
LA NAVAJA.- Leonel Fernández debe saberlo, pero si no lo sabe, alguien debiera decírselo. La campaña electoral será para Danilo Medina y Luis Abinader un escenario de competencia política. Ahora, para Fernández, será el filo de una navaja, y el riesgo es que se corte, sea que se afeite de abajo hacia arriba, o que lo haga de arriba hacia abajo. El trance de Santiago, por ejemplo. Lo del Observatorio de Funglode, por igual. Lo de Santiago pudo verse desde un principio como una hermosa experiencia democrática. Dos aspirantes y una sola posición, y al final, un vencedor. Sin embargo, no se vio así desde el principio, y escribo domingo, pero ya hoy lunes se tendrá un resultado, y ese resultado no será de Abel Martínez ni Monchy Rodríguez, sino de Leonel Fernández y Danilo Medina. Y sea que gane o pierda Fernández, el triunfo o la derrota le traerá consecuencias, que podrían no verse en lo inmediato, pero sí más adelante. En el PLD se peleó el 2016, como era propio que hiciera, pero en la mente de todos sus dirigentes, sin excluir al Presidente de la República, y menos al presidente del partido, el 2020 se va decidiendo ahoraÖ
LA OBSERVACIÓN.- Leonel Fernández tiene su Observatorio en Funglode, pero a él, como persona, político, jefe de grupo, aspirante, lo observan desde todos los faros, sea que el mar esté en calma o en picada. Y el propósito no será conducirlo a buen puerto, sino para que se extravíe en medio de la noche, y si naufraga, mejor. No importa que haga o que diga, siempre pecará, y unas veces por comisión y en otras por omisión. Por ejemplo, los encuentros de Navidad. Fuera bueno que comiera y no hablara, pues sus palabras serán analizadas y de seguro se encontrarán claves de malicia. O la propia congregación: que si suyos, o de Medina, o del partido. Incluso, más que interesante, que en cada una de estas oportunidades se acompañe de Reinaldo Pared, potencial rival en el 2020. ¿Y la comida con los aliados? Fernández se llevó bien con los aliados, y mientras fue candidato y presidente no hubo deserción, aun cuando sí quejas por lo bajo. Con Medina es todo lo contrario. El cariño es poco, la presencia escasa y algunos se llevaron su música a otra parte...