Examinar el comportamiento de los precios en una economía siempre ha sido un tema de interés para hacedores de políticas públicas, por aquello de la estabilidad, también para los inversionistas, por su influencia en el valor de su liquidez en moneda nacional, de igual manera para los académicos, porque le permite procurar conocimientos y sobre todo para los consumidores, sean éstos asalariados o no, porque del nivel de inflación dependerá en buena parte la calidad de vida.
Para la política económica, la monetaria en particular, la tasa de inflación es un problema relevante y de permanente atención, por ser la principal obligación de la autoridad monetaria alcanzar y mantener los precios de los bienes y servicios al consumidor en un nivel bajo y estable, por su asociación con el grado de holgura para poder manejar la caja de herramientas que dispone a fin de influenciar en la expansión de la economía en un entorno de estabilidad.
En República Dominicana desde enero de 2012 se ha venido implementando por parte del Banco Central lo que se denomina el esquema de meta de inflación, mismo que traza el norte de la formulación y conducción de la política monetaria por un tiempo definido. En los seis años de ejecución que lleva el referido esquema se ha fijado la meta de 4%, más un factor de ajuste de 1.0% para abajo o para arriba, parámetro que ha presentado progresos significativos con el logro de un nivel general de precios relativamente bajo en la economía, al situarse en promedio anual en 2.93%, siendo sus valores extremos 1.58% en 2014 el menor y el mayor en 2017 con 4.20%.
Ante el desempeño de los precios durante el periodo 2012-2017, tal vez valdría la pena preguntarse, si la tasa de inflación ha manifestado algún patrón de comportamiento en la que su nivel máximo y mínimo sean recurrentes en algún mes del año, o si es más notorio el incremento de precios para un grupo de población en específico, dentro de los cinco quintiles en la que el Banco Central agrupa a los distintos segmentos poblacionales de conformidad a una escala de ingresos?
En la serie de años que van desde 2012 hasta 2017, correspondiente a la tasa de inflación anual, no se aprecia una evidencia que indique la prevalencia de un determinado mes del año registrando el nivel más alto de precios en forma sistemática, excepto solo en diciembre de 2016 y 2017, lo que no permitiría asegurar que existe un patrón de altos precios relativos para un mes en específico.
Por el lado extremo, los valores mínimos de la tasa de inflación en un mes en particular no indican repetición con señales de sistematicidad, tampoco se observa en forma aislada a ninguno de los doce meses del año mostrando reiteración en el nivel general de precios más bajo durante los seis años del periodo estudiado.
El examen de los valores máximo y mínimo durante el periodo señalado en la economía dominicana no permitieron identificar hallazgos como para poder afirmar que la tasa de inflación muestra un patrón de comportamiento en algún mes en particular del año sino que, por el contrario, se puede observar a las distintas magnitudes mostrar un desempeño irregular en cuanto a que no tiene la característica de ser repetitivo, por lo que se podría afirmar que en dominicana no existe una inflación estacional.
Por el lado de la ponderación de los quintiles para el periodo de vigencia del esquema de meta de inflación, la mayor incidencia del incremento de precios al consumidor puede ser apreciada en el quintil uno, al registrar 4 años de los seis liderándolo, contra dos años del quintil cinco que le sigue en orden de absorber el mayor impacto.
El hallazgo identificado a nivel de grupos poblacionales por nivel de ingresos monetarios permite afirmar que la tasa de inflación presenta un patrón de incidencia más elevado en la escala de menor ingreso, lo que refuerza la creencia por parte de la ciudadanía que aún y cuando los precios de los últimos años, como derivada de la implementación del esquema de meta de inflación es hacia la baja, siendo ellos las principales víctimas de la elevación de precios.
Entonces, los valores observados tanto por el lado de los valores máximos y mínimos en la tasa de inflación con periodicidad mensual, como por el lado de los quintiles con frecuencia anual, permiten considerar, al menos como verdad provisional, que para el primero no hay un patrón de comportamiento de la inflación, pero a nivel de la población agrupada por ingreso monetario si hay evidencia de un patrón de impacto negativo mayor sobre la población de menor ingreso.