Frank Bencosme García
Es necesario que los dominicanos en el Exterior tengan un Seguro de Repatriación
Por Frank Bencosme García
Por solidaridad con nuestra familia, tanto la que tenemos en España como la que dejamos en la República Dominicana, todo cabeza de familia debe tener claro, que lo más seguro que tenemos es la muerte y que un seguro de repatriación, en caso de fallecimiento nos evitaría grandes problemas, que los consulados hacen lo posible para que ese amargo momento sea menos difícil de llevar, pero no puede hacerse cargo de todos los gastos que implica el proceso de trasladar un cadáver a la República Dominicana.
En muchas ocasiones, cuando nuestros promotores de seguro de repatriación les proponen a algunos conciudadanos que, por menos de tres euros al mes, se afilien a este seguro, la respuesta que reciben es que “Ellos no piensan morirse ahora” y el que quede vivo, que se la busque.
Esta actitud de no pensar en ellos mismos, ni en sus propias familias en república dominicana, está causando enormes sufrimientos tanto a los de aquí como a los de allá. Salvo raras excepciones, no conocemos un solo caso de alguien que no pueda disponer de 35 euros en un año para asegurarse.
Últimamente hemos tenido casos dramáticos, donde nuestra urgente intervención ha evitado que el cadáver de una ciudadana nuestra fuera a parar a una fosa común. Solo en esta semana, en España han fallecido 4 Dominicanos, que nos conste, de los cuales tres no tenían el necesario seguro al cuarto se lo habíamos donado, como lo hacemos con frecuencia.
Apelamos a las familias dominicanas, que tienen alguno o más de sus miembros residiendo en España, a que cuando se comuniquen con sus familiares, les exhorten ponerse en contacto con nuestro consulado para formalizar la inscripción al seguro de repatriación. Son más de ciento cincuenta mil, los dominicanos que residimos en España, estamos estudiando la formula de hacer automática la inscripción al seguro, de todo ciudadano dominicano que llegue a España, pero el momento solo dependemos solo dependemos de la voluntad de nuestros conciudadanos a solidarizarse con ellos mismos y sus propias familias.