Ismael Reyes
El PRD y las alianzas electorales
Una alianza electoral es una concurrencia de partidos políticos que se ponen por objetivo ir unidos al certamen electoral sobre la base de un programa común de gobierno o de candidaturas comunes en los niveles presidencial, congresual o municipal.
Las leyes electorales dominicanas permiten a los partidos políticos formar alianzas electorales hasta unos meses antes del proceso comicial, aunque las organizaciones políticas establecen un calendario diferente de acuerdo a sus premuras y realidades internas, tal es el caso del Partido de la Liberación Dominicana que se anticipó al plazo legal con muchos meses de antelación.
Las coaliciones electorales pueden ser un importante instrumento para el fortalecimiento de la democracia, siempre y cuando se forjen pensando en los intereses supremos del país y no en oportunismos conveniencieros para montar en el tren administrativo del Estado a cazadores de oportunidades y buscadores de canonjías gubernamentales.
Lo ideal sería que estas alianzas sobrepasen el marco coyuntural de las elecciones, que no se circunscriban a simples acuerdos pasajeros, sino que se proyecten hacia el futuro para que sus posibles beneficios no periman dentro del cortoplacismo en el que generalmente son concebidas.
Las alianzas electorales que se han gestado en nuestro la patrio casi siempre le han hecho honor a su nombre, es decir, son solo concertaciones electorales que no sobreviven a la fecha comicial, pues fuera de esa fecha se pierde el sentido de compromiso y con él la posibilidad de que el país salga favorecido con un acuerdo que permita aprovechar la unión de fuerzas con un eje común para impulsar el desarrollo de la nación.
El Partido Revolucionario Dominicano, de la mano del ingeniero Miguel Vargas, puja en estos momentos para que su alianza electoral con el Partido de la Liberación Dominicana sea algo más que coincidencias circunstanciales que se dan dentro del actual contexto electoral. El PRD se está esforzando en maximizar las posibilidades de beneficios para todos los dominicanos que se pueden derivar de este acuerdo, el cual puede servir como palanca para ejecutar programas específicos de acción política conjunta.
El partido del líder de masas más grande que ha dado la historia dominicana, el siempre recordado José Francisco Peña Gómez, no ve el pacto electoral recientemente firmado con el PLD solo en función del momento electoral, sino como una oportunidad de que las organizaciones políticas descubran sus puntos de convergencia para arribar a la estructuración de un proyecto de nación que junte a todos los líderes y dirigentes de buena voluntad, interesados en que el país corrija sus grandes males.
Problemas que solos unidos tenemos chances de superar. En este sentido, concebimos la alianza como un aporte a la consecución de nobles fines nacionales.
Esta presentación de candidaturas comunes no se medirá en función del aporte numérico en votos de cada uno de los partidos aliados, sino que se verá como una sumatoria de fuerzas, trabajo, buena voluntad y disposición al sacrificio en aras de que impere la unidad de propósitos.
Para el Partido Revolucionario Dominicano, la unificación de candidaturas con el PLD no implica la pérdida de su individualidad política porque los símbolos del partido blanco son tan fuertes y están tan arraigados en la historia y en la conciencia nacional, que se mantendrán íntegros, sin sufrir menoscabos ni caducidad política. El partido del ‘jacho prendío’ siempre ha demostrado que ha sido capaz de sobreponerse y resurgir como el Ave Fénix en sus periodos más difíciles.
Al PRD no lo registran sus votaciones, que siempre han sido masivas, sino la tradición y el cariño de los dominicanos, porque es una organización que ha sabido sembrarse dentro del sentimiento y el alma nacional.
El partido blanco no incorporará sus símbolos a otro partido, porque no se trata de una fusión ni de una renuncia ni de una disolución. Mantendrá su personalidad dentro de la diversidad, sin perder su norte programático ni su perfil ideológico.