Aunque hemos tenido en el pasado “brotes” de consumo del Cleren o Clairin, conocido en Haití, es quizás bajo esta cuarentena por el COVID-19 que más se ha dejado sentir, posiblemente por la disminución del expendio de otras bebidas alcohólicas, limitantes económicas y presión social.
La actual droga, proveniente de la caña, frutas fermentadas y resinas de ciertos árboles que destilan metanol y no etanol, y cuyas moléculas impactan el organismo provocando alto nivel de letalidad, tanto así, que en varias semanas ya superan los 150 fallecidos.
Desde el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI), entendemos que dicha amenaza debería ser contrarrestada, no solo mediante prohibición y persecución al traficante, sino facilitando la atención médica-hospitalaria a personas con “Trastornos Por Dependencia de Alcohol” que son sus exclusivos usuarios, pues le resulta prácticamente imposible a este tipo de enfermos, por un intolerable síndrome de abstinencia, poder inhibirse del consumo.
El problema sugiere ser visto y tratado como tema de salud y no como una decisión medalaganaria de “charlatanes sin oficio”, tal como lo exigen la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los manuales diagnósticos de Salud Mental DSM y CIE-10.
Misma visión para los demás abusadores de drogas, quienes estando en la compulsión del consumo, no pueden ser tratados eficazmente mediante simple comunicación telefónica, y llegan a ser un factor de riesgo para ellos mismos y sus familias, trasgrediendo el “toque de queda” por la imperante necesidad de consumo.
Es importante un plan estratégico nacional para esta población y los centros que los acogen, con más respaldado del estado ya que, debido al poco apoyo en suministros de comida, muchos que están en tratamiento, podrían abandonar su programa por las carencias; también resulta imperante, para que puedan ingresar más pacientes, facilitar a los centros de rehabilitación las “pruebas rápidas” del COVID-19, disminuyendo temores y riesgos al ingresar nuevos pacientes.
En momentos como éstos, semejantes aliados no deberían ser llevados al incumplimiento de un rol que favorece tanto la contención de la pandemia.