Eugenio Perdomo
Cayó Coquito y con él, la esperanza de un cambio en esta fatídica gestión
Sin duda sé que a Miguel le habría gustado que así nos expresáramos en estos momentos, todos lo que para quienes su vida tuvo significado, pues fue un guerrero que batalló sin cesar por la idea de una sociedad mas justa en la República Dominicana.
Miguel fue un hombre de ideas, de reflexión, de acciones concretas; irremediablemente claro, correcto toda su vida, compromisario con sus causas, amigos y relacionados; sobre todo desinteresado e intrépido; cariñoso como no he conocido a otro ser, a la vez que severo, tenaz e intolerante.
No puedo describirlo de otra forma, para mi el era la mas simple y pura expresión del amor, la sinceridad, la jovialidad y la solidaridad.
Recuerdo como rebozaba de felicidad al verme y como injustamente me desconsideró, por una simple percepción que nos distanció por una década, también como nos reconfortamos mutuamente el 12 de enero del año pasado entre un fuerte abrazo y un río de lagrimas.
No se si influyó en otros como en mi, pero mucho de lo que soy como individuo, no tengo dudas se lo debo a el, a sus historias y narraciones que me dotaron de autoestima, a sus anécdotas y severidad, que me llevaron a ser analítico y determinante. Todo ello sin proponérselo, solo con la ternura que expresaba en su sonrisa y en la confianza que ello motivó en mi.
Y digo que sin duda sé que al hablar de su partida al encuentro con sus compañeros, le habría gustado que infiriéramos: Cayó Coquito! pues recuerdo la plenitud y la nostalgia que le rebozaban mientras me narraba los hechos del 12 de enero de 1972 y que terminaba siempre diciéndome que tuviera presente, que una vez terminada la jornada, Nivar Seijas expresó en la radio: ¨Esto terminó. Cayó Perdomo, había que ver como peleó ese gallo¨, el además me reconstruía los hechos de una forma que era casi fotográfica y cuando llegó al poder, se preocupó por indagar cada vez más.
Por eso hoy en su partida no escatimamos en decir lo mismo, mas aun conociendo el apego que tenía a esta vida, no por si, sino por ver un cambio que pensó estaba edificando y que vio desfallecer con la firma del acuerdo entre ¨Líderes¨ para la reforma constitucional, percatándose de que ya no contaba con las fuerzas para enfrentar tanto mal.
Miguel decirte adiós para nosotros no basta, para nosotros es menester despedirte afirmándote nuestro compromiso de que persistiremos hasta lograrlo, llévale ese mensaje a los otros Palmeros.