Pese al convulso escenario el presidente Moïse insiste en mantener su puesto
Simpatizantes del Gobierno de Haití proponen soluciones a la crisis

Puerto Príncipe, (Prensa Latina) Integrantes del gobernante Partido Haitiano Tet Kale (PHTK) y otros grupos políticos afines a la actual administración, concertaron un acuerdo para poner fin a la crisis que hoy aqueja al país.
Reunidos en el hotel Kinam de esta capital propusieron una transformación pacífica de la sociedad, e instaron al presidente Jovenel Moïse a alcanzar un consenso con otras fuerzas políticas para iniciar un proceso de diálogo y la formación de un gobierno legítimo.
Desde marzo pasado Haití no cuenta con un ejecutivo funcional, tras la destitución por los diputados del ex primer ministro Jean Henry Céant, y los intentos frustrados de ratificar a sus sucesores Jean Michel Lapin y Fritz William Michel.
Los signatarios del nuevo acuerdo, también abogaron por adoptar una nueva Constitución basada en el establecimiento del gobierno, así como la creación de una comisión de la verdad para apoyar la justicia en los casos de delitos de sangre y financieros.
El consenso de estas fuerzas se hace público poco después de las declaraciones de Moïse a la prensa, en las que aseguró que el proceso de dialogo estaba en marcha y el país podría tener un ejecutivo antes de finalizar el año.
También tras la segunda visita en nueve meses del subsecretario de Estado norteamericano, David Hale, cuyo viaje relámpago a la nación caribeña fue calificado de injerencista por fuerzas opositoras y progresistas.
Por su parte, la Alternativa Consensual para la Refundación de Haití, una de las plataformas más hostiles al mandatario, anunció una gira por varios territorios para relanzar las movilizaciones antigubernamentales.
André Michel, abogado que denunció uno de los casos más sonados de corrupción en la historia reciente del país, reiteró en sus redes sociales que no existe convivencia posible con el jefe de Estado al que llamó corrupto.
Desde inicios de noviembre Haití experimenta una tensa calma, luego de dos meses de intensas protestas sociales, a las que se sumaron millones de inconformes y un amplio número de gremios.
Actividades económicas, comerciales, docentes, servicios y la administración pública se paralizó, mientras se erigían barricadas en las arterias de esta capital y otras urbes, y las bandas armadas aumentaban sus zonas de control.
Pese al convulso escenario Moïse insiste en mantener su puesto y acusa al sistema y sus herederos de ampliar la brecha de las desigualdades sociales.