El hijo de Luisito Rey incluye en su repertorio de tangos: “El día que me quieras”, “Volver”, “Uno” (su versión me encanta) y “Por una cabeza”.
Melómano: Algunos boleristas que se han interesado por el tango: género musical y danza
Santo Domingo RD.- Pocos boleristas de la actualidad se deciden a incluir en sus repertorios tangos, que es un género musical y una exquisita y sensual danza, que se disfruta con el sentido de la vista y del oído. Quizás esa actitud se deba a la poca popularidad de que goza el tango actualmente, como ocurre con el danzón, olvidado totalmente.
Lo cierto es que la melancolía y sensualidad del tango, la calidad de sus intérpretes y compositores, siempre han tenido un lugar privilegiado en mi gusto musical, forma parte de mi playlist, como se suele decir ahora.
Disfruto escuchar los tangos de Gilberto Monroig, Luis Miguel, Libertad Lamarque, conocida como La novia de América, Julio Sosa y, naturalmente, a Carlos Gardel, El Zorzal Criollo.
Complacido me sentí cuando el salsero puertorriqueño-estadounidense Jerry Rivera (Gerardo Rivera Rodríguez) decidió grabar un álbum con los tangos memorables de Gardel. La mayoría de los temas de la producción “Caribe Gardel” de Rivera son de la autoría de Enrique Santo Discépolo.
Tangos como “Yira Yira”, “Caminito”, “Cuesta abajo”, “Por una cabeza”, “Melodía de arrabal”, “El día que me quieras”, “Volver”, “A media luz”, popularizados todos por El Morocho del Abasto, adquieren actualidad, frescura en la voz de “El bebé de la salsa”.
Lo mismo me ocurre cuando escucho los tangos interpretados por Luis Miguel (Luis Miguel Gallego Basteri), ícono de una generación posterior a la nuestra.
El hijo de Luisito Rey incluye en su repertorio de tangos: “El día que me quieras”, “Volver”, “Uno” (su versión me encanta) y “Por una cabeza”.
La producción “Tangos de oro” de Monroig incluye los temas: “Otra noche”, “Yira”, “Confesión”, “Sus ojos se cerraron”, Garúa” (al que me referí la pasada semana), “El día que me quieras”, “Clavel al aire”, “Caminito”, “Amargura” y “Ninguna”. Ahí no figura el tango “Uno”, cuya versión es mi favorita.
Pero como dije, contrario al bolero, el tango no es solo melodía y letras, también es sensual y cautivadora danza, que quienes la practican lo hacen de una manera espectacular, un verdadero arte que excita los sentidos.
En mis años mozos llegué a ver parejas bailar tango en Pedregal y me quedé embrujado por el estilo sensual y estilizado de esta danza. Poco a poco fueron más escasas las parejas que se dedicaban a ese baile aquí en el país, aunque en Argentina es un arte que se cultiva, persiste y maravilla, por el profesionalismo de los ejecutantes.
Ya tuve la oportunidad de escribir sobre Enrique Santo Discépolo, ese prolífero compositor e intérprete de tangos y mencionó con muchas frecuencias a Carlos Gardel en esta columna de Melómano.
La semana pasada, después de escuchar el álbum “Tangos de oro” en voz de Monroig, tuve la oportunidad de disfrutar de la ejecución de esta sensual danza por parte de profesionales parejas, en un escenario habilitado para la grata ocasión.
Podría asegurar que por accidente se cruzó, interrumpió el melancólico tango, la pareja de Stella Missé y Leandro Gómez y la disfruté, expectante. Inmediatamente desde un escenario desconocido en Múnich, Alemania, otra exquisita pareja compuesta por Lorena Tarantino y Gianpiero Galdi hizo gala de una bonita ejecución de un tango.
Es tan cierto eso de que el tango es un género musical y una danza que un artista que se precie, si canta alguno en un espectáculo, también debe incluir a una pareja de esas arrabaleras, que acentúan con gracia y sensualidad el tango, como ocurre con Luis Miguel.