Los beneficios del sueño profundo
En términos generales, la mayoría de las personas necesita dormir de 7 a 8 horas por noche.
SALUD.- Cada noche, el cuerpo atraviesa un ciclo de sueño dividido en distintas etapas. Este proceso, llamado ciclo sueño-vigilia, incluye fases de sueño no REM y REM que se repiten constantemente. Conocer cómo funcionan estas etapas es clave para entender el sueño profundo y su impacto en la salud.
Beneficios del sueño profundo
La importancia del sueño profundo no radica solo en la cantidad de horas dormidas, sino en la calidad y el tipo de descanso que se obtiene. Durante dicho proceso (etapa tres no REM), el cuerpo y la mente experimentan procesos vitales que incluyen la consolidación de la memoria y la mejora de la resolución de problemas.
Por otro lado, la fase REM también tiene funciones específicas, como el procesamiento emocional. Durante esta etapa, en la que se tienen los sueños más complejos, el cerebro procesa y maneja las experiencias emocionales vividas durante el día. La evidencia muestra que la privación del sueño REM está relacionada con niveles más altos de ansiedad y que trastornos como el estrés postraumático pueden reducir la calidad de esta fase, dificultando la capacidad de procesar emociones y manejar el estrés.
Factores que afectan la calidad del sueño
Diversas variables pueden influir en la calidad del sueño, desde aspectos ambientales hasta condiciones físicas y emocionales. El entorno en el que se duerme juega un papel clave; factores como la temperatura de la habitación, la comodidad del colchón y almohadas y la ausencia de ruidos pueden mejorar la calidad del descanso. Las condiciones físicas, como la apnea del sueño o el dolor crónico, pueden alterar los patrones de sueño. Además, la salud mental y emocional, como el estrés y la ansiedad, son factores críticos que pueden provocar dificultades para conciliar el sueño o fragmentarlo.
Cuánto sueño profundo se necesita
En términos generales, la mayoría de las personas necesita dormir de 7 a 8 horas por noche. Aproximadamente, se estima que el 25% de ese tiempo debería ser sueño profundo, y otro 25% sueño REM, según algunos investigadores. Sin embargo, esta necesidad puede variar con la edad y otros factores individuales. La reducción del sueño profundo con el paso del tiempo ha sido relacionada con un aumento del riesgo de demencia y otros problemas cognitivos.
Las siestas y el sueño ligero
Aunque el sueño profundo es crucial, no es el único componente importante. Las fases iniciales del sueño no REM también cumplen funciones esenciales para la relajación, la consolidación de la memoria y el procesamiento de información. Tomarse una siesta corta puede ser beneficioso para mantener un rendimiento óptimo durante el día, siempre y cuando se evite entrar en un sueño profundo, ya que despertarse de esta etapa puede causar sensación de aturdimiento.
Además, a lo largo de la vida, la cantidad de sueño profundo que necesitamos puede cambiar significativamente. Durante la infancia y la adolescencia se necesitan mayores periodos de descanso, mientras que a partir de los 20 o 30 años, la cantidad de sueño profundo disminuye gradualmente. Esto se debe a que, según Foster, con la edad se encuentran menos experiencias nuevas que procesar, lo que reduce la necesidad de consolidar tanta información.