La pasión que ciega, los celos que ensordecen y el instinto criminal del sujeto rodean el ambiente contextual de esta novela.
‘Asesinato por pasión’, otra novela de Alejandro Pichardo
Santo Domingo RD .- En una narración, de manera específica, en un cuento o en una novela, el diseño mental del sujeto-creador (cuentista o novelista), ha de estar centrado en inducir al lector hacia el suspenso, hasta llegar a la sorpresa: Lo inesperado. La sorpresa que causa asombro y hace brotar interrogantes, rechazo o admiración. Esa debe ser la magia de un narrador: Sorprender al lector. Atraparlo con sus argucias enunciativas.
En esta novela, me he encontrado con algo muy extraño, aunque ya el reconocido escritor Jorge Luis Borges, nos ha introducido a esa posibilidad, en que el autor le presente al lector un prólogo sobre su propia obra, hecho por él mismo. Hay un "autoprólogo", sí, un prólogo escrito por el sujeto-autor (págs. 11/13), y lo que es más extraño, es la presentación de una "Guía para el lector" (15), donde hay una relación de los "personajes intervinientes" en la narración.
En ambos casos, esas acciones contribuyen a reducir el impacto o las expectativas del lector frente al texto. Eso no es recomendable, ante ninguna narración, porque hay que dejar que el lector transite de manera abierta por los laberintos del texto. Hay que dejar que sea el lector quien descubra sus misterios y se enfrente a sus fantasmas.
Hay que dejar que el lector sea el que converse e interrogue al texto. No le expliques nada...deja que el lector vaya construyendo sus mundos...a partir de la lectura.
Cada lector debe construir su universo particular, en la medida en que va sumergiéndose en el texto que lée. El suspenso no puede ser desintegrado del plan del discurso narrativo del sujeto creador, en este caso, el novelista, al momento de novelar su realidad ficcional.
Entrando al plano estético-narrativo de esta novela (‘Asesinato por pasión’, del Dr. Alejandro Pichardo. Editorial 0pus. Impresión Editora Búho, Santo Domingo, R.D, 2021), nos vinculamos de manera directa, con los conflictos, interrogatorios y angustias, detrás de múltiples ilícitos penales, en procura de un posible asesino o una asesina.
La pasión que ciega, los celos que ensordecen y el instinto criminal del sujeto y sus falencias espirituales, rodean el ambiente contextual de esta novela.
"El Julián Lora había citado a la señorita Minerva Carballo en su oficina de trabajo en la sede central de la policía. La oficina era un espacio de tres metros cuadrados con poca ventilación, en cuyas altas paredes cubiertas por con pintura opaca se distinguen dos abanicos que al ventilar producían un ruido por resequedad" (pág.33).
Hay una narración lineal, en tiempo pasado, marcando lo aquello que aconteció en aquella pensión que oculta tantas viejas historias de bajas pasiones y ocultos amoríos.
Once capítulos, en total, sirven de diseño a la trama que se teje en esta narración. En cada uno de esos capítulos, el narrador, quien también, como narrador omnisciente, tiene dominio absoluto de lo que allí ha de acontecer y de lo que está aconteciendo, lo percibe y lo cuenta, desde su perspectiva de narrador participativo. De todas maneras, el lector "avispado", incrédulo y pertinaz, se mantiene en abierta dialogía con el texto que lée, lo cuestiona y le requiere responder a sus dudas.
Vista la obra como totalidad, sin fragmentaciones, no se trata de una novela policíaca, no. Pues, se trata de una narración rodeada de un dramatismo humano, donde cada paso del narrador procura encontrar al asesino o a la asesina que, por pasión o no, le quitó la vida a Enélsida Sánchez", aquella que (...) "se enamoró a primera vista de Nelson Caminero" (...) (pág.39).
La intriga es uno de los ejes que se entrecruzan en el clímax de la narración. Se trata de desnudar los misterios que ensordecen aquel ambiente de conflictos, donde Gregorio Canto, aún carga con la culpabilidad de muerte sobre sus hombros.
Del capítulo uno (1), al capítulo tres (3), se va marcando la parte introductoria del problema (pág. 17/58). El nudo de la narración se va formando del capítulo cuatro (4), al capítulo ocho (8), abarcando de la página 59, a la página 92, y a partir del capítulo nueve (9), hasta el capítulo once (11), se va enfocando todo lo concerniente a la solución del conflicto (pág. 113/141).
Hay todo un cronograma diseñado mentalmente por el sujeto autor, antes de ponerse a escribir sus vivencias y darle el enfoque figurativo o metafórico, a su discurso narrativo. Hay un plan que le sirve de esquema o guía de configuración estético-narrativa, de ahí los planos de ascensos y descensos percibidos en la voz del sujeto que narra.
El sujeto autor se centra en las tragedias humanas, en las situaciones de conflictos propias de nuestro contexto socio-político, educativo y cultural, como una forma de responder a esa cotidianidad asfixiante que nos circunda. He aquí la realidad tangible y visible, extrapolando el universo de lo ficcional.
A pesar de los puntos referenciales y explicativos señalados al inicio, la intensidad con que son narrados los hechos, hace que el lector se mantenga apegado a la espera de la otra escena que está por llegar...y es el suspenso, la estrategia narrativa que logra mantener la expectativa del lector, al enfrentarse a desenmarañar los conflictos humanos que fluyen en cada episodio de esta novela