Mi nombre es Lee Byung-chul, y en 1938 fundé Samsung en un pequeño pueblo de Corea. No vendíamos celulares… vendíamos arroz, pescado seco y verduras. Mi país era pobre, azotado por guerras y hambre, pero yo veía algo diferente: una oportunidad de construir algo que ayudara a levantar a toda una nación. 

 

Desde transportar alimentos, pasamos a fabricar maquinaria, luego electrónica. Cada paso era una apuesta arriesgada. Y cuando fallábamos —porque fallamos muchas veces— aprendíamos más rápido que nadie. 

 

La visión siempre fue clara: crecer, innovar y jamás rendirse. Hoy, Samsung es un líder mundial en tecnología, pero su corazón sigue siendo el mismo: trabajo duro, adaptación y coraje ante lo imposible.

 

"El verdadero éxito no se mide por el tamaño de tu empresa… sino por el tamaño de tus sueños." 

— Lee Byung-chul, fundador de Samsung