Con frecuencia he escuchado a algunas personas con orgullo decir: yo, soy rico de cuna. Es una frase muy común empleada por individuos provenientes de familias con fortuna económica.
Sin embardo, me parece que ésta, es una expresión que envuelve dotes de arrogancia, adornadas de ínfulas de grandeza, de gente que quieren hacerse ver como persona distinguida y adinerada, que no han pasado hambre en la vida, lo cual es algo muy común en la gente pobre.
Esas expresión es muestra de prepotencia, de individuos que quieren hacer valer su condición económica y su ascendencia de clase, para que se le trate con distinción y se le tome en cuenta cada vez que se vaya a hacer una designación o reconocimiento social.
Los individuos que tienen esa forma de pensar son vanos y orgullosos, creen que el haber nacido en una familia con dinero es un motivo de consideración especial y que todas las puertas se les deben abrir en esta sociedad.
Son personas acomplejadas, con un gran vacío espiritual que tratan de llenar con esa expresión tan vanidosa, porque es de conocimiento general que en esta sociedad unos pocos poseen mucho dinero y sus hijos nacen rico, mientras que la gran mayoría no tiene nada y sus descendientes nacen pobres, eso no es un secreto.
Es un hecho de la realidad social que la mayor parte de los niños del mundo nacen pobres, fruto de las condiciones de explotación que los ricos ambiciosos someten a sus padres en casi todos los países. La pobreza es bastante grande en el mundo y no hay manera de salir de este estado de cosas con medidas simples, tímidas y tibias.
Pero miren que la vida es irónica, Jesús de Nazaret, hijo de un carpintero, considerado el ser más grande de la historia de los hombres, nació en un pesebre en estado de pobreza, fue criado humildemente y con valores, llegó a ser rico de sentimientos, que lo fue esparciendo en cada uno de sus mensajes a toda la humanidad. Mensaje de amor, humildad y de piedad.
La pobreza en sí misma no es una limitante para que la gente se desarrolle, todo lo contrario, debe ser un estímulo para avanzar y crecer, para dejar atrás el pasado triste y amargo. Las personas pobres deben trabajar duro, capacitarse y prepararse para superarse y poder cambiar las condiciones materiales y espirituales de su existencia.
Nacer pobre no es un delito porque no se llega a la pobreza por haberle robado a nadie, tampoco es una vergüenza, porque la mayoría de la gente seria y honesta en la sociedad proceden de hogares humildes y pobres.
La verdad que me causa mucha pena oír esa frase, empleada por gente ostentosa: yo soy rico de cuna, personas fanfarronas, altivas, secas y de pocos sentimientos. Expresión que sale de su ego y de sus falsas ideas.
Pero sé que en el mundo hay muchas personas que nos sentimos espiritualmente bien de nuestros orígenes y extracción social, de haber nacido en el seno de una familia humilde, pero con muchos valores.
Por todas esas cosas puedo decir con orgullo que yo, soy POBRE DE CUNA.