Panamá, (Prensa Latina) El asesinato el viernes último de una joven de 18 años, mientras caminaba hacia su centro docente, conmociona hoy a la sociedad panameña, donde en los últimos cinco años se registraron más de 100 femicidios.

Según el Ministerio Público, solo este año se contabilizan hasta la fecha 13 asesinatos de mujeres a mano de hombres, quienes utilizan las armas blancas y de fuego, además de la asfixia mecánica para cometer sus crímenes.

A juicio del sociólogo Marco Gandásegui, el fenómeno está asociado a la postura dominante del hombre sobre la mujer, un tema cultural que viene de nuestros antepasados y que aún está muy arraigado en la sociedad panameña.

Pese a los avances para detener estos delitos, los esfuerzos resultan insuficientes, sostuvo la fiscal superior de femicidios Maruquel Castroverde, quien resaltó el papel de la educación sexual en la prevención de estas acciones.

'Cuando una chica se involucra de forma erótica o afectiva con un varón, que tampoco tiene los recursos para conducirse sanamente en una relación de pareja, se ve expuesta a distintas expresiones de violencia, que con el tiempo puede acabar con su vida o su salud emocional', aseguró la magistrada.

Recordó la importancia de reconocer los signos del controlador: 'revisa tu celular, amistades, a dónde vas, a qué hora te acuestas y te levantas y cómo te arreglas, entre muchas otras cosas. Lo peor es que esta conducta es muchas veces interpretada por la mujer como una muestra de afecto', advirtió.

La Ley 82 de octubre de 2013, que establece penas entre 25 y 30 años de cárcel, define la violencia contra la mujer como cualquier acción, omisión o práctica discriminatoria basada en la pertenencia al sexo femenino que las ponga en desventaja con respecto a los hombres y les cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual y psicológico.

La última Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, realizada en 2018, reveló que las mujeres comprendidas entre 35 y 39 años son las que más han experimentado la violencia física, sexual y emocional a manos de sus parejas.

Para este estudio, el Instituto Conmemorativo Gorgas entrevistó a más de 11 mil féminas solteras, casadas y divorciadas entre 15 y 49 años, quienes aseguraron que en algún momento de su relación fueron víctimas de cortes, moretones o de heridas profundas, huesos y dientes rotos.

Otro gran porcentaje, que alguna vez estuvo casada o unida, confesó las graves consecuencias físicas al ser agredidas por sus parejas, un fenómeno que a juicio de la doctora Ruth De León, especialista en reproducción Humana del Instituto Gorgas, aumentó con respecto a la investigación de 2009.