Lo expresado por el Presidente de los Estados Unidos de América, no es nada nuevo. Esa fue su monserga de campaña y el pueblo americano de menor educación, la compró.
No es la primera vez ni será la última. Thomas Jefferson había dicho algo similar hace más de doscientos años.
Todavía esta generación recuerda el término Wet backs (espaldas mojadas) así les decían despectivamente los americanos a los mexicanos y por extensión, a todos los habitantes del sur del rio Bravo.
Lo dicho por Donald Trump, no solo debe ser repudiado por haitianos y salvadoreños. Todos los hispanos americanos debemos rechazar esas desafortunadas declaraciones.
Pero, tenemos que ir un poco más lejos. Muchos están soñando con las estadísticas que nos dicen,que en el 2050 los blancos ya no serán la mayoría. Craso error.
Los blancos americanos pasarán, si los índices de nacimiento se mantienen iguales, de ser el 66% de la población, mayoría absoluta, al 46%.
Lo que quiere decir, que, aunque seguirían siendo el grupo étnico más numeroso, si los negros 15%, asiáticos 15% y latinos 24% se unieran monolíticamente, cosa muy poco probable, compondrían el 54% de la población de los Estados Unidos.
¿Conocen los blancos estas estadísticas? ¡Claro que sí! Ya comenzaron a poner remedio a esta situación. La nueva reforma migratoria eliminará de golpe y porrazo la reunificación familiar, que es el medio más expedito para traer nuestros familiares.
Hay algunos legisladores que quieren irse hasta el extremo de modificar la Constitución para cambiar el jus solis por jus sanguinis, para que aquellos que nazcan en territorio estadounidense, si no son hijos de ciudadanos legales, no tendrán la nacionalidad americana.
La nueva reforma, además, se va a concentrar en proveer visas en base a las habilidades profesionales y técnicas del aplicante. ¿Qué va a suceder? Que se incrementará la inmigración europea y asiática y comenzará a disminuir la entrada de latinos a esta nación.
De los 13 países con un coeficiente de inteligencia que promedian 100 o más, seis son orientales, encabezado por Singapur. Los demás son europeos.
Esto no es un hecho aislado, de los 38 países cuyos ciudadanos pueden entrar a los Estados Unidos sin visa, solo uno, Chile, es latinoamericano y no hay ninguno de África.
Entonces, ¿Qué hacer? ¿Que nuestras mujeres sigan pariendo sin control para llegar a esa soñada mayoría? Definitivamente eso no funciona.
En África del Sur, por ejemplo, el 8% que componía su población blanca, esclavizó por décadas al resto de la población negra. El llamado Apartheid.
Lo mismo sucedió en Hong Kong y en la India, donde un puñado de ingleses tenía el control total de millones de individuos.
La fórmula que encontraron líderes como Gandhi, además de la lucha, fue la educación. El mismo Mahatma Gandhi estudió en universidades inglesas.
Esa es la clave. Debemos parir menos y educar más. Ser parte de los que hacen las leyes, de los profesionales, de los dueños de los medios de producción.
Esto no se logra siendo un obrero sin calificaciones. Esto solo se puede obtener si enviamos a nuestros hijos y nietos a las universidades, pero, para hacerlo, debemos de planificar nuestras familias.
Esas familias numerosas lo único que tienen asegurado es un lugar en las líneas de producción en las fábricas de quienes nos explotan o un puesto como recogedores de tomates y fresas en los predios de los terratenientes o anquilosarse en el sistema de caridad pública, (wellfare).
La lucha toma tiempo. Pero debemos comenzar cuanto antes. Utilizar lo que tenemos a mano. Esto es una clarinada para que nuestros oficiales electos, dejen de verse como enemigos republicanos y demócratas y nos identifiquemos como lo que somos.
¡Latinoamericanos!
Carlos McCoy
Enero 2018