El presidente Danilo Medina no está obligado el próximo día 16 a realizar cambios en su administración. Ahora, en buen lenguaje político es necesario que lo haga. Hay que cambiar caras que vienen de lejos y podrían estar empañando la imagen de su gobierno.
No puede eliminar a todos los integrantes de su gabinete, pero debe dar golpes puntales. En los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer los alegados cambios eran una burla. Se rotaban los funcionarios. Salían de una oficina para entrar en otra.
Lo que se necesita hoy es de mandar a sus casas a funcionarios que han sido inoperantes, y poner caras nuevas. El presidente puede nombrar amigos, compañeros políticos, opositores, independientes. Puede hacer lo que quiera en su gobierno, respetando la Constitución y las leyes.
Nadie puede obligar a Danilo Medina a que introduzca cambios. La Constitución no le obliga a ello. Es el jefe de la administración pública, y de acuerdo a su criterio una persona debe recibir un decreto para ir a una oficina determinada.
No tengo funcionarios amigos ni enemigos. En mis escritos diarios hago señalamientos críticos de hechos, de situaciones y no de personas. Cuando se ocupa un cargo público, usted pierda la individualidad y pasa a ser cabeza o pieza de una maquinaria. Se le premiará por lo que ha hecho bueno, y se le condenará por lo malo.
Me da lo mismo que el Presidente cambié a quien quiera, pero tiene que darle un sacudión a esta mata del poder. No por chantaje de los llamados verdes, la gente de la Marcha Verde, sino porque un segmento importante del pueblo lo reclama.
Desde luego que los funcionarios son para-rayos. Reciben las críticas y los golpes que de otra manera llegarían hasta el Presidente de la República. Como no se va a cambiar de filosofía de gobierno, lo importante es traer jugadores emergentes.
El primer año de este gobierno reelecto debe servir para hacer una evaluación de lo bueno y lo malo que ha ejecutado. Los gobiernistas tienen que apretarse los cinturones, a pesar de que un considerable número de encuestas los tienen con más del 50 por ciento más un voto de ventaja.
El 16 de este mes, con el anuncio de cambios, o de dejar todo como está, podría ser un indicio de si la locomotora reeleccionista prendió motores o sigue congelada. Una consigna de la juventud norteamericana de los 60 decía que hay un largo trayecto para recorrer la Route 66, de San Francisco a Los Angeles, por lo que la marcha tiene que comenzar ahora. ¡Ay!, se me acabó la tinta.